Arquitectura del Quattrocento: Elementos Clave del Primer Renacimiento Italiano

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Características Generales del Quattrocento

  • En el primer Renacimiento, el peso de la tradición gótica es muy fuerte. Se mantuvieron las tradiciones constructivas medievales y el nuevo estilo se plasmó fundamentalmente en el empleo de un nuevo lenguaje decorativo.
  • En este nuevo uso de la decoración, la columna sustituye como soporte al pilar gótico, y es muy frecuente el uso de la pilastra adosada.
  • Se sigue para ello la tradición de los órdenes antiguos. Se utilizan los capiteles de los órdenes clásicos, sobre todo el corintio, sustituyendo a veces la decoración vegetal por animales o figuras fantásticas.
  • Los fustes de las columnas son preferentemente lisos.
  • Los balaustres (barandillas de interior) y los grutescos son los elementos decorativos característicos del Renacimiento, junto con medallones y guirnaldas.
  • Se utiliza tanto la bóveda de cañón y de arista como la cubierta adintelada de madera con casetones al interior.
  • Es obsesivo y característica fundamental el uso de la cúpula.
  • En lo renacentista, el espacio arquitectónico está determinado por la claridad y la armonía: se trata de espacios homogéneos y estáticos, que se manifiestan por medio de volúmenes independientes armonizados. El espacio es una creación racional, bella por sí misma, en la cual cada parte de un edificio debe aparecer como clara y fácilmente reconocible.
  • Para que el edificio sea claro y armónico, recurren a la estructura centralizada como máxima expresión del orden geométrico. El espacio es una creación racional y, por tanto, en el lenguaje arquitectónico los elementos básicos son el centro, el círculo y la cúpula.
  • El nuevo estilo renacentista se llevará a cabo en iglesias y palacios. En los edificios religiosos, frente a la planta de cruz latina característica de la época medieval, la planta ideal será ahora la centralizada.
  • El Renacimiento es, en suma, el orden, el equilibrio y la horizontalidad frente a la verticalidad y la inestabilidad gótica.
  • Lo que distingue fundamentalmente a los dos periodos (Quattrocento y Cinquecento) es la riqueza decorativa. Al exterior, los muros se decoran con sillares almohadillados. Otros elementos decorativos abundantes son los medallones, las guirnaldas y los tímpanos, semicirculares o triangulares. En el interior predomina la decoración de grutescos. En el Cinquecento desaparece gran parte de esta ornamentación y se destacan las líneas arquitectónicas, prefiriendo el efecto de masas de las monumentales líneas constructivas a la menuda decoración cuatrocentista.

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