Arquitectura renacentista: características, autores y obras
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Arquitectura renacentista
Principales autores y obras del Quattrocento
El primero de los grandes arquitectos del Quattrocento es Filippo Brunelleschi (Florencia, 1377-1446).
Fue compañero inseparable del escultor Donatello. Como todos los maestros del Renacimiento, su obra tiene dos características fundamentales:
- Se formó dentro del sistema gótico de los gremios, aunque su fascinación por la Antigüedad lo convertirá en un teórico del arte y en un artista experimental.
- Fue un genio multidisciplinar. Destacó tanto en la orfebrería y la escultura (donde inició su formación) como en la ingeniería militar, la construcción de máquinas y artilugios y, sobre todo, la arquitectura.
Su primera gran aportación fue la cúpula de Santa María de las Flores, en Florencia. Aparte de ser una de las mayores de la Historia, Brunelleschi la realizó con criterios de racionalidad, simetría, etc., autosustentada (sin necesitar cimbras) sobre un tambor octogonal y coronada por una linterna, y la proyectó siguiendo los modelos de la Antigüedad (el Panteón de Agripa), de modo que se convirtió en el primer arquitecto propiamente dicho.
Características de la arquitectura renacentista
De acuerdo con la corriente humanista y antropocéntrica general, se tendió a crear espacios a la medida del hombre, con proporciones racionales y predominio de la horizontalidad.
Las plantas serán centralizadas o basilicales. En este caso, las arcadas se compondrán de arcos de medio punto sobre columnas a las que se añadirá una porción de entablamento. Los techos serán planos o con bóvedas de cañón (que se cubrirán a veces de casetones), bóvedas vaídas o cúpulas semiesféricas con linterna.
Los espacios a menudo se construyen mediante la repetición de un módulo cúbico.
La decoración se reduce a motivos clásicos (muchos de ellos tomados del Ara Pacis) y se hace más sobria: la decoración escultórica gótica es sustituida por guirnaldas, grutescos, óculos, bucráneos, medallones, cenefas, flores, etc. La belleza se basa en la proporción, el ritmo y la simetría, con predominio de la línea recta. Los elementos constructivos tienen valor decorativo: arcos, frontones, columnas (generalmente lisas o con molduras) y pilastras.
Como materiales constructivos se usan, entre otros, el ladrillo, el sillar almohadillado y el aparejo ordinario revestido de mármol. El muro recupera función sustentante.
Se recuperan los órdenes clásicos, esencialmente el corintio y el compuesto (corintio-toscano), con superposición de órdenes en muchos casos. En el manierismo empleará el orden colosal o gigante (las columnas abarcan varios pisos).