Arquitectura Romana: Estilos, Materiales y Tipologías de Vivienda en la Antigüedad
Clasificado en Arte y Humanidades
Escrito el en español con un tamaño de 4,86 KB
Arquitectura Romana: Fundamentos y Estructuras Emblemáticas
La arquitectura romana, heredera de ricas tradiciones, fusionó elementos de las culturas etrusca y griega para crear un estilo distintivo y funcional que perduraría a lo largo de los siglos.
Características Generales de la Arquitectura Romana
- La arquitectura romana adopta elementos etruscos y griegos, integrándolos en sus propias innovaciones constructivas.
- De los etruscos heredaron el arco y la bóveda. El arco se empleó para la construcción de puentes y acueductos, demostrando una gran maestría ingenieril, mientras que la bóveda se utilizó para cubrir la mayoría de los edificios públicos, permitiendo espacios interiores amplios y diáfanos.
- Los órdenes arquitectónicos que utiliza la arquitectura romana son los mismos que adoptó Grecia: el dórico, el jónico y el corintio. Este último se utilizaba con profusión para expresar riqueza y lujo en las edificaciones más suntuosas. Además, los romanos introducen el orden toscano, una versión simplificada del dórico, y el compuesto, que es la unión del orden jónico con el corintio, combinando la elegancia de ambos.
Principales Materiales de Construcción Romanos
Como principal material para sus edificios, los romanos utilizaron el mortero, una mezcla de hormigón con piedras pequeñas, que les permitió construir estructuras de gran solidez y durabilidad, muchas de las cuales aún perduran hoy en día.
También emplearon el ladrillo, especialmente en las bóvedas, con el fin de aligerar su peso y facilitar la construcción. Asimismo, utilizaron el mármol y el granito para cubrir las paredes, aportando belleza, majestuosidad y un acabado pulcro a sus edificaciones más importantes.
La Vivienda en la Antigua Roma: Tipologías y Estructura
Las viviendas romanas derivan de las etruscas, caracterizadas por un patio central alrededor del cual se distribuían las habitaciones. En el interior de estas se desarrollaba la vida cotidiana de las familias, reflejando sus costumbres y jerarquías sociales.
Tipos de Viviendas Romanas
Existían principalmente dos tipos de viviendas romanas, adaptadas a las diferentes clases sociales y necesidades urbanas:
- Las domus: Viviendas urbanas unifamiliares, destinadas a familias acomodadas y de alto estatus social.
- Las insulae: Bloques de apartamentos o casas de vecinos populares, diseñadas para las clases medias y bajas de la sociedad romana.
Además, existían las residencias campestres, conocidas como villas, que eran las lujosas moradas de las familias más ricas, ubicadas fuera de las ciudades para el ocio y la producción agrícola.
La Domus Romana: Un Reflejo de Estatus
Las domus tenían un acceso principal que conducía a su interior. Lo más característico de la domus era el atrium, una especie de patio central que comunicaba diversas estancias como el comedor, denominado triclinium, la biblioteca, la cocina y las despensas. Detrás del atrio, se encontraba el peristylum, un jardín rodeado de un pórtico de columnas, que ofrecía un espacio de tranquilidad y belleza, ideal para el esparcimiento.
El origen del atrio se remonta a las cabañas primitivas, con un hueco en el centro de su cubierta para la salida del humo. En la domus, este hueco evolucionó hacia el compluvium, una abertura en el tejado inclinado hacia adentro, por donde entraba el aire y la luz, y que recogía el agua de lluvia en un estanque central. El atrio era considerado el santuario de la casa, un espacio de gran importancia simbólica y funcional para la vida familiar y religiosa.
Es notable que, mientras las fachadas y el aspecto exterior de las domus eran a menudo muy descuidados y sobrios, el interior mostraba la riqueza y el refinamiento de sus propietarios a través de elaboradas decoraciones, mosaicos y frescos.
Las Insulae: Viviendas Populares Urbanas
Las insulae, o casas de alquiler, eran bloques de viviendas construidos alrededor de un patio rectangular y descubierto. Estas edificaciones contaban con varios pisos, y la planta baja estaba reservada para tiendas y talleres, vitales para la economía urbana y el comercio diario.
En el primer piso solían vivir las familias de clase media, disfrutando de mejores condiciones. Sin embargo, en los pisos superiores, más pequeños, menos cómodos y con mayor riesgo de incendio, residían las clases populares, reflejando la jerarquía social y económica de la sociedad romana en su distribución espacial.