Arquitectura Románica: Origen, Características y el Poder de los Monasterios Medievales
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Arquitectura Románica: Características Generales
La arquitectura románica es, sin duda, el pilar fundamental de este estilo artístico. A diferencia de otras épocas, la escultura y la pintura no existen al margen de la religión, y su lugar de destino principal es el templo o el monasterio. Se trata de un arte profundamente geométrico, con formas simples que evocan una vuelta a una sensibilidad primitiva. Es un arte rural, de campo, alejado de los refinamientos cortesanos, que busca la pureza de formas, destacando líneas verticales y horizontales.
Nunca se concibe una iglesia románica por mero placer estético; lo que prima es la exaltación religiosa. No es tampoco una bella composición espacial, sino una ofrenda a Dios; la iglesia es la plasmación del alma humana. Este estilo se integra perfectamente con la naturaleza, siendo un arte de campo. Las pequeñas ermitas e iglesias románicas se ubican en sitios estratégicamente elegidos por su fácil defensa y por su especial belleza.
Origen y Expansión del Románico
El punto de arranque de este movimiento es el monasterio de Cluny, fundado inicialmente con doce monjes. Allí se elaboró una reforma, conocida como la reforma cluniaciense, basada en la adoración de todos los fieles a las reliquias de santos que solo los monjes poseían. Con esta reforma, los monasterios comenzaron a extenderse por toda Europa. Los monjes, a menudo actuando como arquitectos, esparcieron el Románico a través de varias rutas relacionadas con reliquias: las vías de peregrinación.
Características Esenciales de los Templos Románicos
Los templos románicos presentan una serie de rasgos distintivos:
- Se utilizan pilares cruciformes y columnas adosadas.
- En el crucero se eleva una cúpula que se resuelve con un cimborrio.
- La decoración depende de la arquitectura y puede ser geométrica, vegetal o figurativa.
- Son edificios característicamente oscuros, lo que contribuye a una atmósfera de recogimiento.
- La cabecera se resuelve con ábsides semicirculares que se corresponden con el número de naves laterales.
- En el interior, el espacio es direccional; el foco principal es el altar.
- El exterior es un reflejo fiel de la articulación interna del edificio.
- Poseen tres puertas de acceso, y las portadas son abocinadas.
Los Monasterios: Centros de Poder y Saber en la Edad Media
A principios del siglo XI, la sociedad europea se estructuraba en una visión clara de grupos sociales: los oratores (los que rezan), los bellatores (los que combaten) y los laboratores (los que trabajan). Dentro de esta jerarquía, el clero ocupaba una posición privilegiada.
Los monjes eran quienes oraban más y mejor, convirtiendo a los monasterios en los principales centros espirituales de Occidente. Eran el lugar por excelencia donde Dios era adorado. Es esencial destacar el papel de los benedictinos y, por supuesto, el movimiento de Cluny, que representó la congregación religiosa más importante de su tiempo.
El monasterio era considerado la antecámara al paraíso; solo en su paz se alcanzaba la tranquilidad que hacía posible la vida interior. En un momento de atraso cultural generalizado, los monasterios eran faros de conocimiento: aquí existían bibliotecas, donde radicaban las escuelas y el saber, y de donde salían los manuscritos. Además, la agricultura era la única forma de riqueza y sustento para estas comunidades.