El Arte Barroco: Dinamismo, Luz y Emoción en Arquitectura, Escultura y Pintura
Clasificado en Plástica y Educación Artística
Escrito el en español con un tamaño de 4,45 KB
El Arte Barroco: Características Fundamentales
El Barroco, un estilo artístico que floreció entre los siglos XVII y XVIII, se distingue por su profunda búsqueda de la emoción, el movimiento y el contraste. A continuación, exploraremos sus manifestaciones clave en arquitectura, escultura y pintura, destacando los elementos que definen esta época de esplendor artístico.
Arquitectura Barroca: Dinamismo y Teatralidad
La arquitectura barroca es un despliegue de contrastes, tanto cromáticos como lumínicos. Pero, sobre todo, predomina el interés por el movimiento, visible en plantas, alzados o en los propios elementos aislados. El dinamismo es, de hecho, un rasgo fundamental de este estilo.
Existe una marcada tendencia a dotar a los edificios de movimiento, empleando líneas curvas y la alternancia de formas cóncavas-convexas, que dan lugar a fachadas alabeadas. En la arquitectura barroca, los conceptos de volumen y simetría, tan vigentes en el Renacimiento, son reemplazados por el dinamismo y la teatralidad.
La luz se convierte en un elemento crucial para el arquitecto barroco. Los materiales son seleccionados cuidadosamente para conseguir los efectos lumínicos deseados por el artista. La luz se concentra en ciertas zonas, mientras otras se dejan en la oscuridad, creando un dramático juego de entrantes y salientes que provoca estos efectos lumínicos.
Escultura Barroca: Realismo Emocional y Movimiento Expresivo
La forma de expresión en la escultura barroca es marcadamente naturalista. El realismo idealizado del Renacimiento se transforma en un crudo realismo que no teme mostrar virtudes y defectos, buscando incidir psicológicamente en el espectador para impactarlo emocionalmente.
Normalmente, se representa un momento fugaz y enormemente expresivo. Se capturan los momentos álgidos, de dolor o alegría, nunca en reposo y siempre mostrando las pasiones del alma. Hay un gran movimiento en las figuras, que se representan de forma espontánea e imprevisible.
Predominan las diagonales, las líneas serpentinatas y las formas abiertas; acentuando el dinamismo en las actitudes y los ropajes, y las expresiones tensas e incluso exageradas. El color es también importante, evidenciado por el uso de la policromía: mármoles de colores y bronces dorados.
En el caso español, la presencia de postizos o ropajes reales aumenta la sensación de verosimilitud. Los materiales más utilizados son el mármol y el bronce, procurando que reproduzcan las diversas texturas de lo representado. Se alcanza la perfección técnica y el virtuosismo, reflejado en la textura de las superficies. También se utiliza la madera, especialmente en la imaginería española.
Pintura Barroca: La Danza de la Luz y el Color
La pintura barroca se caracteriza por una profunda preocupación por plasmar el movimiento. Es la pintura de la vida, y esta no puede representarse bajo formas estáticas. La turbulencia se antepone a la quietud; las figuras son inestables y los escorzos y ondulaciones se multiplican.
El movimiento barroco rompe el equilibrio y las composiciones calculadas de las pinturas renacentistas, sustituyéndolos por masas que siguen trayectos oblicuos. Surge así la composición asimétrica y libre, que abandona la simetría propia del Renacimiento. La tendencia a colocar la figura principal en el centro y a pintar dos mitades de la tela más o menos semejantes se pierde.
La luz tiene un papel crucial, convirtiéndose en la cuestión técnica más característica de la pintura barroca. El Barroco es el arte de plasmar pictóricamente la luz, y la sombra juega un papel fundamental, hasta entonces inédito en la pintura, especialmente en el tenebrismo.
El color triunfa sobre la línea, adquiriendo mayor importancia. Las manchas son definidoras de las formas, y los contrastes de color se hacen más fuertes, contribuyendo a la intensidad dramática de las obras.