El Arte Barroco: Del Tenebrismo al Trampantojo
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El Arte Barroco
El Barroco se extiende desde principios del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII. Nace en Italia y se extiende por toda Europa, llegando incluso hasta América.
Surge como contraposición al Renacimiento, donde primaba el orden, la simetría, la armonía y el canon; mientras que en el Barroco domina el desorden, el movimiento y el sentimiento. Su nombre proviene de las formas irregulares que se dan en el granito (berruecos). Es un arte total porque aparecen mezcladas todas las artes (arquitectura, escultura, pintura) como si fuera un teatro (Éxtasis de Santa Teresa). Hay manifestaciones en todas las artes, aunque tiene peculiaridades nacionales. Todas ellas evolucionan hacia el Rococó, que es un estilo decorativo.
Es un arte al servicio del poder, de las monarquías absolutas (palacios como Versalles) y al servicio de las iglesias que, tras el Concilio de Trento (1545), inicia la Contrarreforma católica para frenar la Reforma protestante. Ambos lo utilizan como propaganda de estos poderes a través del lujo y la ostentación.
Baldaquino
Se trata de un enorme dosel, concebido como si fuese un palio que cubre el altar. Está sostenido por cuatro colosales columnas salomónicas, inspiradas en las de la antigua San Pedro paleocristiano, que evocaban el Templo de Salomón. El encargo fue realizado por el papa Urbano VIII y se sitúa en el crucero de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Se trata de una obra entre escultórica y arquitectónica que obedece al criterio artístico de Bernini, quien concebía la arquitectura desde postulados escultóricos y escenográficos. Las líneas curvas, los contrastes de luz y color y la abundante decoración son típicamente barrocas.
Tenebrismo
El tenebrismo consiste en llevar hasta sus últimas consecuencias la técnica del claroscuro. Los fondos de las composiciones aparecen oscuros y solo se iluminan aquellas figuras o las partes de estas que tienen especial interés para el artista. Este tratamiento de la luz transmite dramatismo y sentimiento.
La obra de Caravaggio se asienta en dos pilares fundamentales: el realismo y el tenebrismo. El primero le lleva a representar a los personajes tal cual son, sin idealizar sus rostros, y el tenebrismo se intensifica por el uso de composiciones diagonales. Entre sus obras destacamos: La vocación de San Mateo, La cena de Emaús, Conversión de San Pablo, Muerte de la Virgen, Entierro de Cristo, Crucifixión de San Pedro, etc. La línea marcada por Caravaggio es seguida por pintores españoles como Ribera, considerado como el Caravaggio español por el tenebrismo y los violentos contrastes luminosos de algunas de sus obras como El martirio de San Felipe y Ribalta; y autores franceses como Georges de La Tour (San José carpintero).
Trampantojo
(De trompe-l’œil, "engaña al ojo") es una técnica pictórica que intenta engañar a la vista jugando con el entorno arquitectónico (real o simulado), la perspectiva, el sombreado y otros efectos ópticos y de fingimiento, consiguiendo una sustitución de la realidad. También se utiliza el término ilusionismo (aunque no debe confundirse con este).
Los trampantojos suelen ser pinturas murales de acentuado realismo diseñadas con una perspectiva tal que, contempladas desde un punto de vista concreto, hacen creer al espectador que el fondo se proyecta más allá del muro o del techo, o que las figuras sobresalen de él. Pueden ser interiores (muebles, ventanas, puertas) o exteriores, aprovechando la gran superficie de una pared medianera. También hay trampantojos de menor tamaño, algunos pintados o taraceados en muebles. Las naturalezas muertas o bodegones fueron en los siglos XVII y XVIII un género en el que los pintores recurrieron particularmente a la utilización del trampantojo. En el Barroco, por ejemplo, Las Meninas de Velázquez se exhibió en el Museo del Prado de forma que se hacía al espectador “entrar” en el cuadro con ayuda de un espejo y de la iluminación real de la sala a través de un ventanal dispuesto de manera idéntica al del Alcázar representado al lado derecho del cuadro. En la pintura contemporánea, los surrealistas, especialmente Dalí y Magritte, y los hiperrealistas.
Aunque los trampantojos son más propios de la pintura, también existen grandes “engaños” en la arquitectura, como el Teatro Olímpico de Palladio.