Arte y Escritura en el Antiguo Egipto: Un Legado Visual y Simbólico
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Egipto: Cuna de la Civilización y el Arte
Introducción a la Civilización Egipcia
Egipto fue una de las primeras grandes civilizaciones, desarrollada en torno al fértil valle del río Nilo. La zona norte, el delta del río, se conocía como el Bajo Egipto, mientras que la zona sur, caracterizada por sus acantilados, era el Alto Egipto. La agricultura constituyó la base fundamental de la cultura egipcia, permitiendo el florecimiento de una sociedad compleja.
Estas culturas formaron pequeños estados independientes, conocidos como nomos. Los nomos se unificaron para formar un imperio, y muchos historiadores atribuyen a Narmer la consolidación de esta unión. Esta unión se simbolizó con la doble corona del Bajo y el Alto Egipto. Narmer es considerado el primer faraón, una figura central que era visto como un dios viviente y el dueño absoluto de todas las tierras.
La religión egipcia era politeísta, con la veneración de múltiples dioses. La mayoría de estas deidades se representaban con cuerpo humano y cabeza de animal, reflejando la profunda conexión entre lo divino, lo humano y la naturaleza. La escultura, en particular, estaba al servicio de la conservación del cuerpo, o al menos de su imagen, para asegurar la vida en el más allá, un concepto fundamental en su cosmovisión.
La Escritura Jeroglífica: Un Sistema Sagrado
La escritura egipcia se conoce como jeroglífica, un término acuñado por los griegos que significa "grabados sagrados". Aunque se asociaba principalmente con cuestiones religiosas y monumentales, su uso se extendió desde aproximadamente el 3000 a.C. hasta el 400 d.C. No obstante, no fue la única forma de escritura; existieron otras dos variantes:
- Hierática: Más cursiva y utilizada principalmente por los sacerdotes para textos religiosos y administrativos.
- Demótica: Aún más cursiva y empleada para documentos cotidianos y comerciales.
La escritura jeroglífica estaba compuesta por dibujos simplificados, o pictogramas, que representaban objetos, ideas o sonidos.
Dirección de la Escritura
La dirección de la escritura jeroglífica podía variar: de arriba abajo, de derecha a izquierda, o incluso de izquierda a derecha. La orientación se determinaba observando la dirección en la que miraban los animales y las figuras humanas, que siempre apuntaban al inicio de la línea.
Distribución de los Signos
En cuanto a la distribución espacial de los signos, estos se inscribían en "cuadros ideales". Así, dos signos altos se colocaban uno al lado del otro, mientras que dos signos bajos se disponían uno encima del otro, formando un bloque compacto que optimizaba el espacio y la estética visual.
Evolución de los Tipos de Escritura
De la escritura jeroglífica evolucionó la hierática, cuyos signos eran más cursivos y menos figurativos. Posteriormente, la demótica surgió como una simplificación aún mayor de la hierática, volviéndose la forma más cursiva y popular para el uso diario.
El Desciframiento de los Jeroglíficos
El desciframiento del sistema jeroglífico fue un hito crucial, posible gracias al hallazgo de la Piedra Rosetta por los soldados de Napoleón durante su campaña en Egipto. Este monolito de piedra contenía la misma inscripción en tres escrituras: jeroglífica, demótica y griego antiguo. La traducción de la escritura jeroglífica, lograda principalmente por Jean-François Champollion en 1822, abrió inmensas posibilidades para la comprensión profunda de la civilización y cultura egipcias, revelando sus secretos y su rica historia.
Relación con Mesopotamia
Es plausible que la idea de la escritura llegara a Egipto desde Mesopotamia, donde ya se practicaba unos 200 años antes, lo que sugiere un posible intercambio cultural temprano y la difusión de innovaciones a través de las antiguas rutas comerciales.
La Fonética del Antiguo Egipcio
El Sonido del Lenguaje
Resulta complejo reconstruir la fonética del antiguo egipcio debido a la ausencia de vocales en su sistema de escritura, lo que dificulta la pronunciación exacta de muchas palabras.
Fonetismo de los Signos
La escritura egipcia contaba con 24 signos unilíteros (una sola consonante), además de signos bilíteros y trilíteros que representaban combinaciones de dos o tres consonantes, respectivamente, formando un sistema complejo pero eficiente.
El Escriba: Custodio del Conocimiento
Se estima que solo un 1% de la población egipcia sabía leer y escribir, lo que confería a los escribas un estatus privilegiado y una gran influencia social. La vida del escriba egipcio era, al igual que en Mesopotamia, relativamente cómoda y respetada, ya que su habilidad era indispensable para la administración, la religión y la cultura. Los escribas podían provenir de cualquier clase social, siempre y cuando demostraran inteligencia y dedicación al estudio, lo que permitía una cierta movilidad social.
Soportes de Escritura: Papiros y Rollos
El papiro, material fundamental para la escritura, se elaboraba cortando la caña de papiro en finas tiras. Estas se disponían horizontalmente, superponiéndose ligeramente, y luego se golpeaban con un mazo. Posteriormente, se prensaban durante varios días para que sus propios jugos actuaran como adhesivo natural, soldando las fibras. Si se requería una longitud especial (más de 40 cm), varias hojas de papiro podían unirse con cola, formando rollos que alcanzaban hasta 40 metros de largo.
Los rollos se conservaban cuidadosamente en jarras o cajas de madera, y solían llevar el título en una etiqueta exterior para facilitar su identificación. Al final del texto, era común encontrar un colofón, donde el escriba expresaba su satisfacción por haber concluido la obra, a menudo con una pequeña oración o dedicatoria.
Las Tintas: Colores con Significado
La tinta negra, el pigmento principal, se elaboraba a partir de polvo de hollín, agua y goma arábiga, lo que le confería durabilidad y adherencia. También se utilizaba tinta roja para destacar títulos o secciones importantes; esta se obtenía de polvo de cinabrio o de minio (óxido de plomo), añadiendo un elemento visual distintivo a los textos.
La Ilustración en el Arte Egipcio
Las ilustraciones en los papiros y muros egipcios no eran meros adornos, sino elementos esenciales y funcionales para la comprensión del texto o la narrativa visual. El Libro de los Muertos fue uno de los textos más profusamente ilustrados, siendo una de las representaciones más recurrentes la escena del "Peso del Alma" o psicostasis, que guiaba al difunto en el más allá.
El estilo de las ilustraciones seguía las mismas convenciones artísticas que la pintura y los relieves egipcios, donde la representación no buscaba el realismo óptico, sino que estaba sometida a estrictas leyes de tipo religioso y simbólico. Se representaban siempre las partes del cuerpo más características: las cabezas de perfil, pero los ojos de frente; los hombros de frente, pero las piernas de perfil, creando una perspectiva mixta o "frontalidad jerárquica". Los personajes más importantes se representaban a una escala mayor que los menos relevantes, siguiendo el principio de la jerarquía de tamaño.
En todas las representaciones artísticas egipcias se observa un "horror vacui" o miedo al vacío, rellenando cada espacio disponible con figuras o inscripciones, lo que resultaba en composiciones densas y ricas en detalles. El dios patrón de los escribas era Thot, representado con cabeza de ibis, la deidad de la sabiduría, la escritura y el conocimiento, quien supervisaba el arte de la palabra escrita y la creación artística.