Arte Paleolítico: Orígenes y Características

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1. Las primeras realizaciones humanas que asociamos al concepto de arte se remontan al Paleolítico Superior. En plena era glacial, los cazadores paleolíticos de las zonas menos frías de Europa (especialmente la cornisa cantábrica y el sur de Francia) y Asia perfeccionan sus útiles de piedra, hueso y marfil, y comienzan a realizar representaciones pictóricas (con pigmentos naturales: óxidos, carbones, arcillas, resinas, grasas) y escultóricas (tallas) en objetos portátiles (arte mueble o mobiliar) y sobre las paredes de las cuevas (arte rupestre).

Dichas representaciones incluyen diversos tipos de trazos, signos y figuras. Formas abstractas, huellas de manos y las figuras animales (bisontes, caballos y bóvidos), que suelen representarse de perfil y en ocasiones se emplea la perspectiva torcida (silueta de perfil, cornamentas y/o pezuñas de frente).

Al período Magdaleniense, 13.500-8.500 a.C. o fase “clásica” pertenecen los ejemplos célebres de Altamira y Lascaux de gran naturalismo y polícromas. El artista paleolítico graba o pinta figuras de animales en las partes más profundas de sus cuevas con un carácter fundamentalmente mágico, es decir, con un sentido de magia simpática o de atracción porque el hombre prehistórico, básicamente cazador, de alguna manera piensa que la representación de un objeto origina la posesión de ese mismo objeto. Por eso, muchas veces se dibujan flechas sobre el animal pintado y por eso también cuanto más parecido guarde la obra con el original, más eficaz se creía que sería el rito. Predomina el color tierra, en una gama muy amplia, combinándose con el negro procedente de la combustión de la madera, como aglutinante suelen emplear la grasa animal, a veces mezclada con sangre. En ocasiones se utiliza la roca como soporte para crear efectos de volumen, la distribución de las figuras no responde a criterios compositivos artísticos tal como los entendemos hoy; las representaciones no guardan relaciones de escala, se superponen unas a otras y aparecen en lugares recónditos, incluso inaccesibles para el espectador contemporáneo.

Esta inaccesibilidad lleva a plantear una interpretación de las pinturas relacionada con rituales mágico-propiciatorios de la caza: la representación de un animal como forma de apropiación simbólica del mismo.

Las representación de la figura humana es menos abundante, no suelen ser muy naturalistas, en su mayor parte son fragmentarias y algunas tienen un carácter híbrido, mitad humano y mitad animal, o andrógino, y han sido identificadas con chamanes.

Un tipo de representaciones humanas son las llamadas Venus prehistóricas o esteatopigias, pequeñas esculturas de figuras femeninas a menudo con grandes atributos sexuales y reducción intencional de las extremidades; suelen relacionarse con ritos propiciatorios de la fecundidad.

2. El arte mesolítico o epipaleolítico es obra también de cazadores, pero ya no sometidos a los rigores climatológicos de la última glaciación. Este hecho determina la extensión del fenómeno artístico por otras zonas del planeta y posiblemente motiva también el abandono de las cuevas y la aparición de representaciones en abrigos rocosos al aire libre.

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