El Arte Románico: Orígenes, Arquitectura y Significado
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El Origen del Arte Románico
El término románico fue acuñado al descubrir que los edificios europeos de la Alta Edad Media compartían similitudes con las construcciones de Roma. Inicialmente, se consideró una continuación del arte romano, dado que la arquitectura románica parecía derivar de la arquitectura romana.
Sin embargo, se demostró que el románico emergió y se desarrolló durante el siglo XI y la primera mitad del siglo XII. Este período coincidió con el renacimiento de la orden monástica, el auge de las peregrinaciones y la época de las cruzadas.
En su génesis, influyeron diversos factores: el legado de la antigüedad, la herencia bárbara, las influencias califales de Córdoba y las orientales de Bizancio.
La sociedad de la época vivía en un estado de inquietud y temor ante la idea del Juicio Final. El establecimiento de la paz física y espiritual llegó con los monjes benedictinos, quienes introdujeron avances agropecuarios que incrementaron la producción de cereales y la ganadería. Además, honraron a Dios a través de sus oraciones y la belleza del arte. La producción artística dejó de ser exclusiva del rey, compartiéndose con los monjes benedictinos, quienes se convirtieron en mediadores entre lo humano y lo sagrado.
El Papel de las Órdenes Religiosas
Dos órdenes religiosas fueron fundamentales en la configuración del arte y la mentalidad del románico: en el siglo XI, los cluniacenses, promotores del culto a las reliquias y creadores de la iglesia de peregrinación. La magnificencia y riqueza de sus edificios llevaron a un cambio en el siglo XII, con los cistercienses, quienes impulsaron las cruzadas y establecieron una tipología canónica para los monasterios. La fe en las reliquias dio origen a la peregrinación penitencial, la mayor manifestación de masas de la Edad Media. Entre los lugares más importantes se encontraban las catacumbas de Roma, los Santos Lugares de Jerusalén y el sepulcro del Apóstol Santiago. Santiago se convirtió en el santuario internacional más moderno. El Camino de Santiago se transformó en la principal ruta medieval, por donde transitaban personas, ideas y artistas. La religiosidad medieval del siglo XII incorporó las cruzadas.
La Arquitectura Románica
Durante el período románico, la arquitectura fue el arte predominante. A la iglesia y al monasterio se sumaron la escultura, las portadas y los capiteles historiados del claustro, la pintura mural y las vidrieras de las ventanas.
Elementos Formales y Soluciones Constructivas
La bóveda de cañón es el símbolo distintivo del románico, construida en piedra por razones de seguridad y estética. Este material protegía los edificios del fuego, reduciendo el riesgo de incendios, y permitía crear estructuras más perfectas y acústicas.
Este avance trajo consigo un nuevo desafío: contrarrestar los empujes que el peso de la bóveda de cañón transmitía a los muros, que podían colapsar. La solución fue fragmentar la cubierta abovedada en tramos mediante arcos transversales o fajones, que se apoyaban en pilares. El esqueleto formado por los fajones permitió elevar la altura y aumentar la longitud de la construcción. La complejidad aumentaba en edificios de tres naves: la bóveda de cañón central se contrarrestaba con bóvedas de cuarto de círculo o de arista en las naves laterales, y se añadía un contrafuerte exterior en el eje de los fajones.
La estabilidad proporcionada por los contrafuertes permitió dividir las naves laterales en dos pisos, creando una tribuna (galería alta) que aumentaba la capacidad del edificio y permitía la entrada de luz solar a través de ventanas en la pared.
Estos elementos surgieron en función del edificio principal de la arquitectura románica: la iglesia. Un templo siempre orientado hacia el este, evocando en su planta el cuerpo crucificado de Cristo (transepto: brazos, crucero: corazón y naves: pies).
Su espacio interior se diseñó para el ceremonial. El esplendor de la liturgia y el culto a las reliquias motivaron la aparición de soluciones constructivas como la cabecera con absidiolos, el deambulatorio alrededor del presbiterio, la tribuna sobre el transepto y el pórtico a los pies.