Arte del Siglo XVI: Maestros y Centros Artísticos en Italia y el Norte
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El Siglo XVI: Roma, Venecia, Alemania y Países Bajos. Una crisis del arte.
Roma y Toscana en la primera mitad del siglo XVI: La consecución de la armonía
El Cinquecento o Alto Renacimiento es el periodo más famoso del arte italiano. Ciertas condiciones explican dicho auge, como el hecho de que las ciudades rivalizaran en atraer genios que realizaran obras para ellas o el avance en el conocimiento de las matemáticas, la geometría o la anatomía. El deseo de protagonismo de los mecenas facilita la realización de obras a los artistas de renombre. El artista que investiga la Naturaleza y las leyes del Universo se independiza y puede exigir condiciones a la hora de realizar su obra. Florencia volverá a generar “algunas de las mentes directoras de la gran época”. Leonardo da Vinci se formó en un taller florentino, el de Andrea del Verrocchio, autor de la Estatua de Bartolomeo Colleoni en Venecia en 1479, obra en bronce que recoge los hallazgos de Donatello en su estudio anatómico y en la capacidad de concebir la postura dinámica del caballo. En este taller Leonardo aprendió las técnicas y métodos del arte coetáneo (perspectiva, color) y aportó además, como recogen sus cuadernos, estudios sobre diversos aspectos de la naturaleza. “Él juzgaba que la misión del artista era explorar el mundo visible” basándose en el empirismo. Lo vemos en Estudios de anatomía, hacia 1510, página de uno de sus cuadernos. Sus obras nos han llegado mal conservadas, caso de La Última Cena, mural del refectorio del monasterio de Santa María delle Grazie, Milán, 1495-98. Destaca la fidelidad representativa, verismo y naturalidad. El tema bíblico era representado de forma nueva, con dramatismo y captando las reacciones de cada apóstol. Concilia las exigencias del realismo con las del esquema dibujístico. Otra obra significativa es la Mona Lisa, retrato de una dama florentina. Equilibra el dibujo con la composición armónica. El verismo por agregación o por composición del Quattrocento no conseguía vencer la rigidez antinatural. Leonardo resuelve el problema: contornos no dibujados, formas vagas, colores suavizados permiten fundir una sombra con otra. Además Leonardo conoce que la expresión de un rostro reside en la comisura de los labios y las puntas de los ojos. Con la línea asimétrica del horizonte crea dinamismo en la figura de la dama. Todo ello fruto de la observación y conocimiento de la naturaleza. Otro artista florentino destacable fue Miguel Ángel Buonarroti. Se forma en el taller de Domenico Ghirlandaio, que supo expresar el colorido de la época en temas religiosos. Miguel Ángel aprende los recursos técnicos del oficio. Además estudia a los maestros Giotto, Masaccio y Donatello y la escultura de la Grecia clásica. Le interesó la anatomía humana más que nada. Maestría en la ejecución de cada detalle, profusión y variedad de figuras, composición sencilla, gama de color sobria. Expresa el cuerpo humano en cualquier situación. Su última gran obra, la Cúpula de San Pedro supuso un “servicio a la mayor gloria de Dios” y por eso no exigió pago por ella. La cúpula se sostiene por un cerco de columnas gemelas, clara y majestuosa, significando un homenaje a tan singular artista. Rafael Sanzio se formó en el taller del Perugino, artista que consigue el sentido de la profundidad sin romper la armonía del diseño y que domina el sfumato. En Roma Julio II le encarga frescos para algunas estancias del Vaticano que Rafael ejecuta con dibujo perfecto y composición armónica. Rafael consigue representar la belleza ideal por lo que abandona la observación de la Naturaleza. Rafael no siempre “idealiza” a sus figuras.
Venecia y la Italia del Norte en la primera mitad del siglo XVI: Luz y color
Ciudad comercial vinculada con Oriente, Venecia evoca las polis helenísticas. Un edificio veneciano del Alto Renacimiento, la Biblioteca de Venecia, proyectada por Jacopo Sansovino en 1536, nos introduce en el arte de esta ciudad en el Cinquecento, con orden dórico en el piso bajo, jónico en el superior y arcos sostenidos por columnillas jónicas.