Ascenso y Consolidación del Nacionalsocialismo: El Régimen de Hitler
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Hitler fue el diseñador del tercer modelo totalitario del período de entreguerras. En Versalles, Alemania fue declarada culpable de la guerra y tuvo que aceptar las condiciones de unos tratados que pronto fueron denominados como el Diktat (Ver Tema 3). En estas condiciones entraron los alemanes en el período de entreguerras, en vísperas de que el nazismo se hiciera con el poder. Sin embargo, la historia del nazismo no puede reducirse a la reacción alemana a las condiciones impuestas en Versalles, por más que contribuya a la comprensión del establecimiento de esta peculiar tiranía en Alemania.
Los Orígenes de Hitler y la Ideología Nazi
Hitler nació en 1889, en la Alta Austria, y como fruto de sus lecturas de Nietzsche creyó verse retratado en los libros del filósofo. Hitler se reconoció como el superhombre y el conductor de los pueblos, destinado a imponer su voluntad a su nación. El comienzo de su actividad política puede situarse en el año 1919, cuando conecta con el Partido Alemán de los Trabajadores, al que se le cambió el nombre por el de Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP), vulgarmente conocido como partido nazi. Cuando fue elegido presidente en 1921, redactó su primer programa: una sola patria para todos los alemanes, recuperación de las colonias perdidas, guerra al parlamentarismo, transformación de la enseñanza, germanización de Alemania y control de la religión.
En la célula del partido de Múnich conectó con los ex oficiales Röhm y Göring, con el escritor racista Feder y con los estudiantes Alfred Rosenberg y Rudolf Hess. En 1923, a la vista de lo logrado por el líder fascista, quiso probar suerte, y entonces proyectó el putsch de la cervecería. Tras su fracaso, es condenado a prisión, en la que solo permanecería unos meses. Durante ese período escribió Mein Kampf, libro que fue completado tres años después, y fue también entonces cuando concibió la articulación del partido en torno a su persona y fundamentada en las organizaciones paramilitares: las fuerzas de combate (SA), su guardia personal (SS), el servicio de seguridad (SD) y las juventudes hitlerianas (HJ).
La Consolidación del Poder Nazi
El presidente Hindenburg encomendó a Hitler la cancillería el 30 de enero de 1933. Por entonces el líder nazi había conseguido que un grupo de banqueros e industriales le financiaran el partido y los gastos electorales a cambio de renunciar a las propuestas socialistas de su programa. En su sustitución propuso un relanzamiento industrial y una política de rearme. No había transcurrido ni un mes desde su nombramiento cuando los nazis incendiaron el Parlamento de Berlín, de lo que fueron inculpados los anarquistas y los comunistas. Esto sirvió de excusa para suspender las garantías constitucionales y fortalecer su dictadura. Es en este ambiente que hay que juzgar el triunfo electoral de los nazis del mes de marzo. En aquellos comicios consiguieron ocupar 288 escaños frente a los 289 de la oposición. Y el triunfo fue posible porque los 52 diputados nacionalistas de Hugenberg se uncieron al yugo nazi. Ese Parlamento aprobó la ley de plenos poderes, disposición con la que se iniciaba formalmente la dictadura de Hitler.
El Aparato de Propaganda y Control
En Goebbels encontró Hitler un eficaz colaborador, y a este personaje encomendó el ministerio de Propaganda, que en pocos meses dispuso de 14.000 funcionarios. La concepción del Estado nazi no podía ser otra que la de la concentración del poder y la centralización, por lo que pronto se suprimió la autonomía de los länder. En la primavera de 1933 los judíos sufrieron un primer boicot. Días después se disolvieron las organizaciones obreras y fueron encarcelados sus dirigentes; más tarde los trabajadores fueron encuadrados en el Frente Alemán del Trabajo, el sindicato único y obligatorio, y la huelga fue prohibida.