Ascenso del Fascismo en Italia: De la Posguerra a la Dictadura (1918-1924)

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La Crisis de la Posguerra en Italia

Durante la Primera Guerra Mundial, el coste de vida en Italia había subido considerablemente. En 1918, los salarios reales eran un tercio inferior a los de 1913. Este fue el origen de un movimiento huelguístico que alcanzó gran virulencia. También se desarrolló un movimiento de ocupación de tierras. Estos movimientos fueron reprimidos, pero el temor a una revolución social se extendió entre la burguesía, que reclamó soluciones.

La monarquía constitucional atravesaba una situación de inestabilidad. El régimen constitucional se apoyaba en una coalición de partidos liberales que era contestada por el Partido Socialista. A todo esto hay que sumar el nacionalismo exaltado, derivado de la frustración, ya que las promesas de recuperar las tierras irredentas no se habían cumplido totalmente. El nacionalismo, muy arraigado entre los excombatientes, condujo a protagonizar la anexión del *Fiume* en 1924.

La Formación del Partido Nacional Fascista

En 1919, Benito Mussolini, socialista expulsado del partido, fundó los *Fasci di Combattimento*, un movimiento que tenía un programa populista y nacionalista. Mussolini transformó los *Fasci* en el Partido Nacional Fascista y dotó a su partido de un programa nuevo con un discurso populista defensor de la propiedad privada, con un fuerte nacionalismo y un proyecto expansionista y militarista. Adoptaron la camisa negra y el saludo a la romana.

Las bases del partido se nutrieron de sectores obreros descontentos, pero sobre todo de la pequeña burguesía. Además, recibió ayuda financiera de la *Cofindustria*. Las escuadras fascistas protagonizaron numerosos actos de violencia social. Consistían en castigos contra políticos, ayuntamientos y periódicos de izquierda, que pretendían acallar a la población.

La Marcha sobre Roma y la Llegada al Poder

El Partido Nacional Fascista demostró que contaba con una buena organización en la huelga de agosto de 1922. Los fascistas comunicaron al gobierno que, si no era capaz de impedirla, ellos sustituirían al Estado. Los escuadristas mantuvieron en funcionamiento el servicio de correos, trenes y autobuses, y con su acción se generaron las simpatías de la clase media. Pero el golpe definitivo llegó con la Marcha sobre Roma. En octubre de 1922, anunciaron que, si el gobierno era incapaz de restablecer el orden y la autoridad, ellos marcharían a la capital y reclamarían el poder. Miles de camisas negras ocuparon los edificios y empezaron a controlar las instituciones y las comunicaciones del norte de Italia. El gobierno quiso proclamar el estado de excepción, pero el rey se negó y el gobierno dimitió. Asumiendo toda la responsabilidad, Víctor Manuel III pidió a Mussolini que creara un nuevo ejecutivo. En el proceso, dos instituciones desarrollaron un papel decisivo: la monarquía y el ejército.

El establecimiento de la dictadura fascista fue el resultado de un proceso de restricción de las libertades que se llevó a cabo entre 1922 y 1924. El viraje definitivo hacia la dictadura tuvo lugar en 1924, a raíz del asesinato del diputado socialista Matteotti, quien había denunciado los crímenes y el fraude con que el Partido Nacional Fascista había conseguido ganar las elecciones. Los fascistas implicados en el asesinato, y para no tener que enfrentarse a las críticas del Parlamento, Mussolini asumió plenos poderes y silenció a toda la oposición.

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