El Asedio de Bibracte y la Sumisión de los Suesiones

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El Asedio de Bibracte

El Ataque de los Belgas

A ocho millas de este campamento se encontraba la fortaleza de los remos llamada Bibracte. Los belgas comenzaron a atacarla sobre la marcha con gran furia. A duras penas se pudo resistir aquel día.

La forma de ataque de los galos es la misma que la de los belgas: cuando, tras rodear toda la muralla una gran cantidad de soldados, empiezan a arrojarse desde todas partes gran cantidad de piedras contra el muro y este ha quedado libre de defensores, una vez hecha la tortuga, incendian las puertas y echan al suelo el muro. Esto se hacía entonces con facilidad. Pues al estar arrojando piedras y dardos tanta gente, nadie podía permanecer en la muralla.

El Mensaje de Iccio

Habiendo puesto fin al ataque la noche, el remo Iccio, persona de suma nobleza y predicamento entre los suyos, quien se encontraba en aquel momento al frente de la fortaleza y era uno de aquellos que habían venido ante César como embajadores para tratar sobre la paz, le envía un mensaje en el que le dice que, si no se le envía socorro, no puede resistir por más tiempo.

César Acude en Auxilio de Bibracte

Eo de media nocte Caesar isdem ducibus usus, qui nuntii ab Iccio venerant, Numidas et Cretas sagittarios et funditores Baleares subsidio oppidanis mittit.

Después de medianoche César, aprovechando como guías a esos mismos que habían venido como mensajeros de parte de Iccio, envía a allí en ayuda de los sitiados a arqueros númidas y cretenses y a honderos baleares.

Quorum adventu et Remis cum spe defensionis studium propugnandi accessit et hostibus eadem de causa spes potiundi oppidi discessit.

A la llegada de estos renació en los remos el ansia de luchar con la esperanza de defensa y por el mismo motivo se alejó del enemigo la esperanza de apoderarse de la plaza.

Y así, después de haber permanecido poco tiempo ante la ciudad y de haber arrasado los campos de los remos, tras incendiar todas las aldeas y construcciones a donde habían podido llegar, se encaminaron con todas sus tropas al campamento de César y pusieron sus reales a menos de dos mil pasos.

Quae castra, ut fumo atque ignibus significabatur, amplius milibus passuum octo in latitudinem patebant (VII 1-4).

Este campamento, a juzgar por el humo y las hogueras, ocupaba una extensión de más de ocho mil pasos.

Los Suesiones se Someten a César

Postridie eius diei Caesar, priusquam se hostes ex terrore ac fuga reciperent, in fines Suessionum, qui proximi Remis erant, exercitum duxit et, magno itinere confecto, ad oppidum Noviodunum contendit.

Al día siguiente, antes de que los enemigos se recuperaran del terror y la huida, César condujo su ejército a los confines de los suesiones, que eran los más próximos a los remos, y, tras recorrer un largo camino, se dirigió a la ciudad de Noviodunum.

Id ex itinere oppugnare conatus, quod vacuum ab defensoribus esse audiebat, propter latitudinem fossae murique altitudinem, paucis defendentibus, expugnare non potuit;

Intentó tomarla por asalto desde la marcha, pues había oído que estaba vacía de defensores, pero debido a la anchura del foso y la altura de la muralla, no pudo conquistarla, a pesar de que la defendían pocos hombres.

Castris munitis, vineas agere quaeque ad oppugnandum usui erant comparare coepit.

Después de fortificar el campamento, comenzó a construir galerías cubiertas y a preparar todo lo necesario para el asedio.

Interim omnis ex fuga Suessionum multitudo in oppidum proxima nocte convenit.

Mientras tanto, toda la multitud de suesiones que había huido se reunió en la ciudad la noche siguiente.

Celeriter vineis ad oppidum actis, aggere iacto turribusque constitutis, magnitudine operum, quae neque viderant ante Galli neque audierant, et celeritate Romanorum permoti legatos ad Caesarem de deditione mittunt et, petentibus Remis, ut conservarentur impetrant (XII 1-5).

Después de que las galerías cubiertas fueran rápidamente conducidas hasta la ciudad, de que se levantara un terraplén y se construyeran torres, los galos, impresionados por la magnitud de las obras, que nunca antes habían visto ni oído, y por la rapidez de los romanos, enviaron legados a César para rendirse y, a petición de los remos, obtuvieron su conservación.

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