El Auge de los Nacionalismos en la Restauración Española: Cataluña y País Vasco
Los Nacionalismos en la Restauración
La emergencia de movimientos nacionalistas constituye uno de los fenómenos más relevantes de la Restauración. Son una reacción a las pretensiones uniformadoras del sistema político liberal y su deseo de imponer una cultura oficial castellanizada.
a) Nacionalismo Catalán
El primero y más importante tuvo sus comienzos con la Renaixença, un movimiento cultural basado en recuperar la lengua y cultura catalana. Destacan figuras como Jacinto Verdaguer y Àngel Guimerà.
Las primeras formulaciones políticas vinieron de Valentí Almirall, quien fundó el Centre Català en 1882 con el objetivo de conseguir la autonomía. En 1891 se fundó la Unió Catalanista, basándose en las Bases de Manresa. Esta defendía una organización confederal de España y la soberanía de Cataluña en política interior.
Tras el Desastre del 98, se fundó en 1901 la Lliga Regionalista (primer partido político catalán), encabezada por Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó. Era un partido conservador, centrado en la lucha contra la corrupción y a favor de la autonomía catalana. Sus éxitos electorales lo convirtieron en la fuerza hegemónica en Cataluña hasta 1923.
b) Nacionalismo Vasco
La abolición de los fueros tras la Guerra Carlista, junto con el proceso de industrialización que favoreció una fuerte inmigración, dio lugar a un movimiento defensor de los fueros, la lengua y la cultura vasca.
Sabino Arana articuló su ideología en torno a los principios de la raza vasca, de los fueros y de la religión. A partir de 1848 abandonó los postulados independentistas y se centró en la autonomía.
Otros nacionalismos importantes se darían en Galicia y Andalucía.
Conclusión
El periodo de la Restauración ha sido valorado como una etapa de estabilidad política y convivencia frente a los convulsos decenios anteriores. Sin embargo, la Restauración se presenta como un régimen político ficticio, basado teóricamente en los principios liberales del constitucionalismo, pero que en la práctica quedaban desvirtuados.
El turno pacífico era resultado de un acuerdo previo entre los partidos dinásticos y no era emanado del principio democrático del voto libre. Estos actos descontentaron a gran parte de la población, dando lugar a un elevado abstencionismo electoral y al desinterés de la oposición en participar en el proceso.