Autoridad, Ley y Conciencia: Fundamentos Filosóficos y Teológicos
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La Visión de las Dos Ciudades y la Sociedad
Este enfoque se desmarca de la actitud adoptada por San Agustín al considerar la existencia de dos ciudades: la de Dios (Jerusalén) y la terrestre (Babilonia), identificadas, respectivamente, con la Iglesia y con el Estado pagano. La ciudad de Babilonia es considerada por San Agustín como el resultado de la corrupción del hombre por el pecado original, mientras que la ciudad de Jerusalén, la ciudad celestial, representaría la comunidad cristiana que viviría de acuerdo con los principios de la Biblia y los Evangelios.
Para Platón y Aristóteles, la sociedad es el estado natural de la vida del hombre. El hombre es, por naturaleza, un ser social nacido para vivir en comunidad con otros hombres. Sin embargo, se asigna al hombre un fin trascendente, por lo que se ha de reconocer un papel importante a la Iglesia en la organización de la vida humana. Se acepta la distinción y la independencia del Estado y la Iglesia, pero el hombre ha de someterse a esta última, dado su fin trascendente.
La Autoridad
Este principio unifica, estructura y organiza las diversas tendencias dispersas de la multitud y las ordena al bien común. En un Estado, la autoridad es numéricamente una, aunque esté encarnada en diversos sujetos. Además, tiene un origen divino. La buena autoridad es aquella que sigue la ley natural, la de Dios.
La Ley Positiva
La ley positiva es el conjunto de leyes y códigos establecidos por el poder político. Esta debe estar inspirada en la ley natural y no contradecirla. La conexión con la ley natural otorga a las leyes humanas su legitimidad. Si se aparta de esta, se convierte en violencia y en la ley del más fuerte, al servicio de una autoridad corrompida.
Ley Natural vs. Ley Positiva: Ejemplos
La ley natural solo contiene principios generales amplios, mientras que la ley positiva ha de trascender a los detalles. Por ejemplo:
- Ley Natural: No robar.
- Ley Positiva: La pena que acompaña a cada robo, la distinción de las circunstancias del mismo, etc.
Libertad y Conciencia
El hombre posee libertad; puede seguir a su conciencia y obedecer la ley natural, pero también puede apartarse de ella. Si las leyes positivas son contrarias a la ley natural (es decir, injustas), no obligan en conciencia (por ejemplo, las contrarias al bien común o las dictadas por egoísmo). Las leyes contrarias a la ley divina deben rechazarse y no es lícito obedecerlas, marcándose claramente la dependencia de la legislación civil respecto a la legislación religiosa. Sin embargo, debemos estar seguros de que nuestra conciencia acierta, y para ello contamos con la razón y la revelación.