Las Aventuras de Ulises: Un Viaje Épico de Regreso a Ítaca

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Tras la caída de Troya, Ulises se embarcó rumbo a Ítaca, aunque durante diez años él y sus compañeros navegaron errantes por el Mediterráneo, amenazados por todo tipo de peligros.

Los Peligros del Viaje

Tras dejar las costas de los cicones, donde muchos de sus hombres perdieron la vida, Ulises llegó a África, a la isla de los lotófagos. En ella, tres de sus compañeros probaron el fruto del loto, que les hizo perder el deseo de regresar a sus hogares.

Después llegaron a la isla de los cíclopes. En una cueva de la isla vivía Polifemo, hijo de Poseidón, que devoró a parte de la tripulación. La cueva estaba sellada con una enorme piedra que impedía la salida. El astuto Ulises emborrachó a Polifemo ofreciéndole vino y, con una estaca, lo dejó ciego.

Tras este episodio desembarcaron en la isla de Eolo, dios que trató de ayudarlos a llegar a Ítaca, entregando a Ulises un odre que contenía todos los vientos, pero sus hombres lo abrieron y se escaparon todos los vientos, lo que hizo desaparecer toda esperanza de regresar al hogar.

Después de seis días de navegación, llegaron a la isla de los lestrigones, gigantes antropófagos que acabaron con casi todos los compañeros de Ulises. En su huida alcanzaron la isla de la maga Circe, que convirtió a la tripulación en animales, pero él logró salvarse del hechizo.

El Regreso a Ítaca

Tras llegar al país de los cimerios y sacrificar a varias ovejas, Ulises se dirigió al Hades para consultar al adivino Tiresias, que le profetizó un difícil regreso a Ítaca.

Embarcados de nuevo, Ulises y su tripulación lograron escapar de las Sirenas. Después alcanzaron Trinacria, a pesar de haber sido advertidos de no tocar el ganado de Helios, los compañeros de Ulises sacrificaron a varios animales, lo que provocó la cólera del dios. Al hacerse a la mar, Zeus lanzó un rayo que destruyó y hundió la nave, solo sobrevivió Ulises, quien finalmente llegó a la isla de Calipso.

Finalmente, Ulises alcanzó la isla de los feacios. Alcínoo, rey de la isla, acogió al héroe. Los feacios lo acompañaron hasta Ítaca, donde se reencontró con su esposa, Penélope, tras echar a los pretendientes que ocupaban el palacio.

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