El Barroco Español: Crisis y Renovación en el Siglo XVII
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Características
El siglo XVII se caracteriza por ser una época de crisis en todo el continente europeo. En lo referente al arte y la literatura, el Barroco no supone el desprecio de las formas renacentistas, sino una continuación de lo iniciado en el siglo XVI. La generación barroca amplía los campos de interés artístico; actúa por acumulación. Además del cambio de mentalidad y de la visión de mundo, otra razón para el surgimiento del Barroco es el agotamiento: la repetición de los mismos recursos, imágenes y tópicos durante un siglo hacen que estos pierdan fuerza expresiva y conduzcan al artista a buscar nuevas formas de expresión.
La mentalidad barroca
La actitud más sobresaliente en el hombre barroco es el desengaño. Dos son las razones que lo hacen aparecer precisamente ahora: la primera son las adversas condiciones políticas de la época y la segunda es la voluntad de las clases dominantes. El desengaño es la causa de otro de los rasgos más característicos de la mentalidad barroca, la depreciación de la realidad:
- La dialéctica ser/parecer: la realidad que se muestra ante nuestros ojos no es tal realidad o tal vez no sea lo que parece ser, como se aprecia en el Quijote de Cervantes.
- Relacionado con lo anterior está el tema de la locura.
- Otro tema es el de la vida como sueño.
- El disfraz y los juegos de engaño, son otra de las manifestaciones literarias de esta depreciación de la realidad.
- El gusto por los juegos de ingenio propios del conceptismo es otra forma de alejarse del reflejo fiel de la realidad.
- La oscuridad del culteranismo.
La lírica, corrientes y autores
La magnífica poesía lírica del Barroco sigue las tendencias ya exploradas por los poetas del Renacimiento, a las que añadió no solo una intensa renovación formal, sino una amplia variedad de tonos.
El Barroco es, pues, uno de los momentos más brillantes de la poesía en castellano, a lo que contribuye no solo el genio de los tres grandes poetas del siglo (Lope de Vega, Góngora y Quevedo), sino también las disputas y enemistad que hubo entre ellos. El hecho de que, además, el teatro del Siglo de Oro estuviese compuesto en verso, dio a la poesía una popularidad inusitada. Así pues, la poesía del siglo XVII camina en las siguientes direcciones:
1. Poesía en metros castellanos
Los poetas del barroco cultivan la poesía en versos castellanos, sobre todo el octosílabo en sus dos vertientes: la culta y la popular.
Poesía popular
La revalorización de la literatura y el saber popular, que se produce gracias al humanismo renacentista, continúa durante el siglo XVII. Buen ejemplo de ello es el cultivo de romances. El conjunto de romances escritos y de autor conocido que se cultiva desde finales del siglo XVI recibe el nombre de romancero nuevo. Por otro lado, el cancionero tradicional sigue siendo muy querido por el público. Los autores cultos recogen los estribillos tradicionales, los glosan y regularizan su métrica. Casi todos los poetas de la época cultivan este tipo de poesía, aunque destacan Lope de Vega, Góngora y Quevedo.
Poesía culta
La poesía culta en metros castellanos sigue cultivando, sobre todo en estrofas como redondillas, quintillas y décimas.
2. Poesía italianista
La corriente que tuvo mayor importancia en la lírica barroca, seguidora de la línea iniciada por Garcilaso de la Vega y continuada por fray Luis de León, con estrofas construidas con versos endecasílabos y heptasílabos, principalmente sonetos.
Poesía satírica y burlesca
La italianista tiene una abundante vertiente burlesca, que satiriza o parodia tipos, personajes, vicios, costumbres, mitos o tópicos literarios. Quevedo es el mayor exponente de este tipo de poesía, también destacan Góngora y Lope de Vega.
Poesía amorosa de carácter petrarquista
Iniciada por Petrarca y continuada en España por Garcilaso, Juan Boscán. Canta la belleza y el amor a una dama idealizada a través de un lenguaje brillante, pero equilibrado, salpicado de antítesis y metáforas.
Poesía moral
Es una poesía cargada de contenido filosófico, que bebe del pensamiento de los clásicos Séneca y Horacio, para manifestar como ninguna otra corriente el desengaño barroco. Trata el tema del paso del tiempo, de la brevedad de la vida y la presencia constante de la muerte. El máximo exponente es Francisco de Quevedo, por la angustia existencial que le produce el hecho de "vivir muriendo".
Poesía religiosa
Es muy abundante en esta época. Es el más destacado cultivador de este tipo de poesía.
Poesía culterana
Revolución poética más destacable en la lírica del barroco español. Su exponente principal es Luis de Góngora por lo que hay quien denomina este movimiento gongorismo.
Poesía de Lope
Creador de nuestro Teatro Nacional. En la poesía de Lope de Vega caben todas las corrientes de su época (tradicional), así todos los temas, desde el amor divino, fruto de su profunda fe, hasta el amor a las muchas mujeres con las que estuvo, desde Elena Osorio a Marta de Nevares; desde el tono serio de los poemas patrióticos al desenfado de los burlescos y paródicos.
En cuanto a su estilo, Lope es el más renacentista de los poetas barrocos, pues su lenguaje es claro, directo y apasionado. Solo al final de su vida notamos cierta influencia del estilo gongorino.
Lírica culta
En este grupo, Lope cultiva la poesía petrarquista, sobre todo en su juventud, la religiosa y la poesía didáctica, como el Arte nuevo de hacer comedias, donde expone sus reglas para hacer teatro. El hecho de que Lope publicase su poesía culta demuestra su interés por que perdurase. De esta obra destacamos las Rimas, con sus mejores sonetos amorosos, las Rimas sacras, fruto de una profunda crisis espiritual tras la muerte de su mujer y su hijo, y su posterior ordenación sacerdotal, y las Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, su último libro publicado, conjunto de poesías, en su mayor parte burlescas.
Poesía de Luis de Góngora
Rompe muy temprano con la herencia petrarquista para crear una lengua propia para la poesía, lo que dará lugar al culteranismo. Se han distinguido tradicionalmente dos etapas en su producción poética, desde el "príncipe de la luz", de sus primeros poemas en versos de arte menor o dentro de la tradición petrarquista, al "príncipe de las tinieblas" de sus grandes poemas culteranos.
Clasificar su obra en dos bloques:
1. Obras menores
Hallamos lírica descendente, romances y sus parodias, y sonetos de temas diversos.
La lírica descendente es aquella que afea la realidad que representa en vez de embellecerla. Es propia del escepticismo y del desengaño del Barroco y está presente en numerosas composiciones burlescas como letrillas, en las que hace uso de los recursos del conceptismo. Góngora cultivó de forma simultánea los romances y sus parodias (otra muestra del contraste barroco), sobre todo los de tema morisco, novelescos y líricos, de exquisita belleza. A diferencia de Lope, no hay en ellos carga autobiográfica. En cuanto a los sonetos, son formalmente perfectos, pero no son expresión de sentimientos íntimos.
2. Obras mayores: Fábula de Polifemo y Galatea
Escrita en sesenta y tres octavas reales, su publicación en 1613 supone la consagración del culteranismo por el contraste entre Galatea y Polifemo, entre los ideales renacentistas y los barrocos (belleza frente a monstruosidad). Para narrar un tema mitológico, Góngora se vale de recursos como sensorialidad del léxico, profusión de cultismos, complicados hipérbatos, alusiones y perífrasis, hipérboles desmesuradas o metáforas.
Soledades
Poema inconcluso compuesto por cuatro cantos, relativos a las cuatro edades del hombre (Soledad de los campos, de las riberas, de las selvas y del yermo, de los que solo escribió dos: la "Soledad primera" y la "Soledad segunda". El hilo argumental de los poemas es apenas inexistente: un joven naufraga en una isla y es hospedado por unos pastores, en el primer canto, y por un anciano y sus hijas, en el segundo. Lo importante aquí no es la historia, sino los elementos líricos, a través de los cuales el poeta nos presenta el espectáculo de una naturaleza rica y múltiple, un universo nuevo, plagado de referentes mitológicos que rompen con la visión tradicional del mundo pastoril. Los cultismos, la complejidad sintáctica, sus arriesgadas metáforas, su colorismo y musicalidad hacen de este poema la culminación del arte gongorino.
Poesía de Francisco de Quevedo
La obra lírica de Quevedo es también un claro exponente de la estética barroca, pues en ella encontramos los más vivos contrastes: desde la más apasionada exaltación hasta la degradación más grotesca, desde la misoginia más descarnada al amor más allá de la muerte, del lenguaje más elevado y brillante al más soez y barriobajero.
Su poesía, puede clasificarse en tres grupos principales: poemas metafísicos, morales y religiosos, poemas de tema amoroso y poemas satíricos y burlescos.
Poemas metafísicos, morales y religiosos
Tema existencial, donde aparece como tema central la reflexión sobre el sentido de la existencia, la llegada inexorable de la muerte y el paso del tiempo. En este grupo, se tratan: Vivir es ir muriendo (cotidie morimur), el tiempo fugitivo (tempus fugit) y la inconsistencia de la vida (vanitas vanitatis).
Otro motivo recurrente en este grupo es el desengaño, del que emanan ideas o temas como el pesimismo tras descubrir lo que en el mundo hay de apariencia y de vana ambición.
En los poemas religiosos destaca su arrepentimiento y su admiración por la figura de Cristo.
Poemas amorosos
Siendo Quevedo un autor profundamente misógino, es el autor del último gran cancionero petrarquista. Quevedo reproduce los tópicos amatorios cortesanos, aunque les da una nueva expresividad, un nuevo tratamiento.
Dentro de este grupo podemos distinguir:
- Los poemas en los que define el amor.
- Los poemas galantes, en los que canta la gracia de una muchacha bellísima.
- Los "Poemas a Lisi" en el que destacan los poemas en los que se unen el tema del dolor y la muerte con la experiencia amorosa.
La creación de la comedia nacional española
Lope de Vega: creador del teatro nacional
Escribió un pequeño discurso en verso, Arte nuevo de hacer comedias, que propugnaban un arte basado en las reglas y la imitación de los clásicos.
- La comedia nueva como género literario es tragicomedia: Lope, mezcla de lo trágico y lo cómico.
- Ruptura de las unidades dramáticas: Aristóteles defiende las unidades de acción y tiempo (la obra debe transcurrir en un día como máximo); la unidad de lugar (todo debe suceder en un único espacio) defiende la ruptura de la unidad de tiempo para atenerse a la realidad de los hechos representados y hacer más verosímil el desarrollo argumental.
- División de la obra en tres actos.
- Polimetría y adecuación métrico-temática: Obras en verso pero a cada situación dramática corresponde un tipo de estrofa diferente. Emplea tanto la métrica tradicional española como la italiana.
- Trucos teatrales para agradar al público.
- Temas preferidos: Honra y acciones virtuosas.
- Medida y duración de la comedia: 2 horas para no aburrir.
- Uso de la sátira.
Lope de Vega: su obra dramática
Mezcla de elementos cultos y populares y por su variedad temática. Se hace prácticamente imposible un estudio detallado de su obra; de modo que nos detendremos en dos grupos:
- Las comedias de amor y de enredo.
- Los dramas del poder injusto (que contiene el tema del honor y la honra ultrajada.)
Comedias de amor y enredo
En todas ellas el motor escénico de la obra es el amor, sentimiento que pese a los obstáculos a los que debe enfrentarse a lo largo de la obra, finalmente la obra acaba triunfando. En este grupo situamos obras como El perro del hortelano o La dama boba.
Dramas del poder injusto
En este grupo insertan las que la crítica considera alguna de las mejores obras de Lope como:
- El mejor alcalde, el rey.
- Peribáñez y el comendador de Ocaña.
- Fuenteovejuna.
En las tres se produce la misma estructura argumental: el poderoso abusa de su poder y se enfrenta al villano, quien, guiado por su honradez y limpieza de sangre, acude al rey en demanda de justicia, bien para que castigue al noble tirano, bien para que lo corrobore la venganza que ha tomado por su propia mano. El rey actúa como representación de la justicia absoluta, absorbiendo al villano y castigando al noble, que no ha sabido usar correctamente su poder.