El Barroco y la Plaza de San Pedro: Urbanismo y Simbolismo
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Contexto del Barroco
El Barroco, estilo artístico predominante durante el siglo XVII y las primeras décadas del XVIII, representa un cambio significativo respecto al Renacimiento. Aplica nuevos criterios y un lenguaje estético que refleja el contexto histórico de la Europa de la época, caracterizada por:
- La división de Europa en dos áreas diferenciadas: la Europa católica y la Europa protestante.
- La crisis del humanismo, donde se exaltan los valores tradicionales y religiosos sin renunciar al desarrollo de la revolución científica.
En este marco, el Barroco se rige por los siguientes principios:
- Finalidad propagandística para difundir la ideología de las clases dominantes y los principios de la religión.
- Diversidad de corrientes estéticas, adaptándose a los distintos países, clientes y la personalidad del artista.
El Centro de la Renovación Barroca: Roma
La Roma papal es el centro de la renovación barroca, donde la arquitectura es liderada por dos grandes artistas: Bernini y Borromini.
Bernini, un artista integral al servicio del poder de la iglesia y del espíritu contrarreformista, tuvo como principal cliente al papado. Sus obras más destacadas son proyectos de remodelación y engrandecimiento de la Roma papal.
La Plaza de San Pedro: Un Ejemplo Magistral de Urbanismo Barroco
Identificación de la Obra
La Plaza de San Pedro es un ejemplo magistral de planificación urbanística barroca. En Roma, ciudad estrechamente vinculada a la iglesia, residencia del Papa y centro de la Iglesia Católica, Bernini se convierte en el ejecutor de los proyectos urbanísticos de Alejandro VII.
La plaza supone la conclusión del conjunto de la Basílica del Vaticano, iniciada en el Renacimiento. Carlo Maderno transforma la planta de cruz griega en una longitudinal, y Bernini realiza la plaza, caracterizada por un logrado juego perspectivo mediante una monumental plaza ovalada que enlaza el templo a través de dos brazos rectos.
Análisis Formal
Esta obra refleja el Barroco clasicista, sin exageraciones formales ni decorativas. Los materiales principales son la piedra y el mármol.
Planta
La planta se compone de dos espacios buscando potenciar el protagonismo de la basílica y crear un espacio amplio y unitario de reunión:
- Un primer espacio formado por dos brazos rectos que convergen hacia el eje central.
- Estos brazos se unen en una monumental plaza ovalada, en consonancia con las nuevas formas del Barroco.
- El centro está marcado por el obelisco y dos fuentes.
Alzado
La plaza está constituida por dos brazos ovalados que constan de cuatro hileras de columnas y pilares clásicos de orden toscano que soportan un entablamento curvilíneo. La columnata culmina en una balaustrada coronada con numerosas estatuas, contrastando con la solidez muraria de los brazos rectos que convergen en la portada: un muro desnudo con doble columnata toscana y vanos rectos.
El centro neurálgico de la plaza está marcado por el obelisco, elemento vertical que marca un eje que enlaza con la cúpula, y dos fuentes que marcan el centro de cada brazo.
Articulación y Orden Espacial
Relacionado con la perspectiva multifocal, se tiende hacia el espacio unitario y centralizado, que se traduce en una doble articulación espacial:
- Perspectiva longitudinal a través de un eje axial que converge en la fachada, cuyo centro se marca por el obelisco y la cúpula.
- Perspectiva radial que marca un espacio centralizado convergente, cuyo foco es el obelisco, destacado por las líneas del suelo. Las dos fuentes son los centros focales de los brazos.
El espacio barroco está dotado de un tratamiento dinámico que busca crear la ilusión del espacio infinito y multifocal, con juego de volúmenes y espacios abiertos y cerrados, diferentes puntos de vista con muchas posibilidades de observación. Se emplean marcados efectos perspectivos y de ilusionismo espacial, con una perfecta integración espacial entre plaza e iglesia. La plaza conecta la basílica con la ciudad.
El espacio urbanístico encierra un profundo simbolismo con significado religioso: los brazos simbolizan la iglesia que abraza a sus fieles, representando el papel acogedor de la iglesia.
Lenguaje Formal y Estético
Corresponde al Barroco clasicista. La primacía de los elementos arquitectónicos tomados del arte romano imprime un aspecto clásico. El sistema de proporciones se relaciona con la tendencia a la monumentalidad, pero el colosalismo de la obra se rige por criterios de proporción: el tamaño de la fachada y la cúpula, la altura de los edificios circundantes que la plaza no debe sobrepasar, el deseo de potenciar la cúpula.
El efectismo barroco se consigue a través del colosalismo y el impacto visual de un espacio infinito. El muro adquiere un carácter dinámico con juego de rectas y curvas, formas cóncavas y convexas de entrantes y salientes. Se impone el sistema-contraste de formas verticales y horizontales, abiertas y cerradas, vano-muro, rectas y curvas, unidad y multiplicidad espacial. Cobran gran relevancia los efectos lumínicos a través del claroscuro arquitectónico de la columnata.
Conclusión
La Plaza de San Pedro es la obra más emblemática del urbanismo y del lenguaje barroco. Su autor, Bernini, además de su influencia como modelo arquitectónico, ha sido desde su creación el símbolo universal de la Iglesia Católica. Cumple una triple función:
- Función propagandística: espacio urbano símbolo del poder y grandeza de la Iglesia Católica.
- Carácter funcional: espacio litúrgico que será el centro ceremonial por excelencia de la Iglesia Católica.
- Función simbólica: representa el papel acogedor de la iglesia.