La Batalla de Platea: Pausanias y la Derrota Persa Definitiva en Grecia

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Batalla de Platea: El Espartano Pausanias contra Mardonio

Contexto Tras Salamina

Derrotado en Salamina, el rey persa Jerjes decide poner tierra por medio y regresar a Asia. Tras la pausa invernal, el nuevo ejército persa, bajo el mando de Mardonio, inició la ofensiva ya sin los problemas navales previos. Atravesó las Termópilas y avanzó a través de Beocia hasta la misma Atenas, ciudad que fue evacuada de nuevo y sobre la que, otra vez, el persa descargó su rabia por la irresoluta resistencia.

Movimientos Previos y Fuerzas Enfrentadas

Mardonio, informado del avance del ejército griego unido, ordenó una prudente retirada hacia Beocia, buscando un terreno favorable para su caballería. El ejército griego estaba compuesto por cerca de 40.000 hoplitas y quizás un número similar de infantería ligera, liderado por el espartano Pausanias. Por parte persa, podrían encontrarse al mando de Mardonio unos 100.000 o 120.000 hombres.

Escaramuzas Iniciales y Muerte de Masistio

El ataque inicial persa, encabezado por uno de sus líderes más relevantes, Masistio, comandante de la caballería, comenzó con gran éxito para ellos. Después del triunfo obtenido en Maratón, los atenienses pasaban por ser los soldados griegos que mejor conocían el tipo de lucha practicado por los persas. Durante un buen rato, combatieron a distancia hasta que, inesperadamente, el líder persa Masistio perdió su caballo a causa de un flechazo y cayó. Con Masistio muerto, se produjo entonces un violento choque cuerpo a cuerpo por recuperar su cadáver, en el que los atenienses, inicialmente presionados, lograron prevalecer con refuerzos.

El Impasse y la Decisión de Mardonio

Tras este enfrentamiento, se abrió un largo impasse: ocho largos días en los que ninguno de los bandos se atrevió a lanzar un ataque a gran escala. Al llegar la noche del octavo día, Mardonio tomó la iniciativa. Sus aliados sabían que la ubicación en la que Pausanias había colocado a sus tropas era mucho más vulnerable de lo que a simple vista parecía, especialmente por las dificultades en el abastecimiento de agua. Mardonio decidió presentar batalla.

La Advertencia y la Retirada Griega

La noche antes de la batalla, Alejandro I de Macedonia, aliado de los persas pero simpatizante de la causa griega, se dirigió de incógnito hasta el campamento griego y comunicó a los estrategos la decisión de Mardonio. Ante esta información y los problemas logísticos, los líderes griegos decidieron que lo único que podían hacer era proceder a un silencioso repliegue nocturno hacia una posición más segura cerca de Platea.

El Ataque Persa y la Carga Griega

Cuando las primeras luces del alba revelaron a los persas que las posiciones griegas habían sido evacuadas, Mardonio, creyendo que los griegos huían, ordenó inmediatamente la persecución y el ataque general. La retirada griega no fue ordenada, y diferentes contingentes quedaron aislados. Los persas alcanzaron a la retaguardia espartana y tegeata. Los griegos, bajo una lluvia de proyectiles, poco más podían hacer que protegerse. Después de recibir innumerables heridas y antes que morir de esa forma, puestos en pie, entonaron el Peán (canto de guerra) y se lanzaron en solitario hacia adelante contra la infantería persa.

Muerte de Mardonio y Victoria Griega

Encabezando la lucha, Mardonio, montado en su caballo blanco y rodeado de su guardia personal, mantuvo en pie la moral de sus fuerzas. Sin embargo, cuando este cayó en combate (según la tradición, a manos del espartano Arimnesto), el frente de batalla persa se derrumbó por completo. Los persas, desmoralizados, huyeron en desbandada hacia su campamento fortificado, que sería posteriormente asaltado y tomado por los griegos, sellando una victoria decisiva.

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