Batallas Decisivas de la Segunda Guerra Médica: Termópilas, Salamina y Mícala

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La Segunda Guerra Médica: Batallas Clave

Termópilas y Salamina

Maratón había puesto fin a la primera Guerra Médica, pero era indudable que los persas iban a intentar el desquite. De este modo, el frente se trasladó a la isla de Salamina, en cuyas aguas los griegos dieron el golpe casi definitivo a la poderosa flota persa. En 483 a.C., sin embargo, incitado por sus consejeros, dio las órdenes oportunas: todo el Imperio se movilizó, reclutando tropas y navíos durante tres años. Los preparativos logísticos fueron asimismo formidables. Todas estas medidas preocuparon a los griegos porque el objetivo de la invasión era la conquista de toda Grecia.

La estrategia griega preveía contener a Jerjes por tierra a fin de obligarlo a presentar batalla naval en algún estrecho del mar Egeo. Los persas, entretanto, proseguían su avance. Los macedonios renovaron su lealtad a Jerjes y los tesalios, indefensos, se pasaron al bando del invasor. Jerjes llegó a las Termópilas y trató de forzar el paso defendido por algo más de 4.000 hoplitas, de los que 300 eran espartanos. Leónidas hizo que los hoplitas se retiraran y él se quedó con los 300 espartanos con el objetivo de frenar y rodear a los persas.

El 28 de agosto, las Termópilas cayeron y la flota griega abandonó el Artemisio, replegándose hacia el sur. El 19 de septiembre cayó Atenas, que fue incendiada.

La flota griega, procedente de Artemisio, había fondeado en Salamina con un total de 378 navíos, mientras los peloponesos comenzaban a fortificar el istmo de Corinto para intentar detener allí al ejército de tierra enemigo. De inmediato, Jerjes envió una flotilla para rodear Salamina por el oeste y bloquear la vía de escape de los griegos. Al amanecer del día 28, los persas avanzaron sobre los navíos griegos en la costa oriental de Salamina y se encontraron con que éstos les estaban esperando. Todo salió favorablemente para los griegos. Las primeras líneas de naves persas intentaron retirarse ante el empuje de sus adversarios pero se vieron obstaculizados por su propia retaguardia. Arístides, entretanto, había desembarcado en Psitalea y aniquiló a los persas allí apostados. El desastre sufrido en Salamina trastocó a Jerjes. Cuando Mardonio le propuso que se retirara inmediatamente y que le dejara a él en Grecia al frente de las tropas, el monarca aceptó. Al año siguiente, ese ejército fue aniquilado en la batalla de Platea, donde el propio Mardonio encontró la muerte.

Batalla de Mícala

La batalla de Mícala fue una de las dos principales batallas que terminaron con la invasión persa y se produce al mismo tiempo que la batalla de Platea.

En la primavera de 479 a.C. varias ciudades jónicas comenzaron el proceso de revuelta contra los gobernantes persas. Hubo una reunión en Atenas donde a comienzos del verano se dieron cita embajadores de distintas ciudades jónicas junto con Atenas y Esparta. Mientras tanto, las fuerzas de Mardonio llegaron a Atenas, pero sus ciudadanos ya se habían retirado a la cercana isla de Salamina. Al recibir la noticia de la aproximación del ejército griego, los persas de Samos decidieron hacerles frente en tierra. Cuando llegó la flota griega y encontró Samos vacía, comenzaron una persecución pensando que los persas estaban huyendo de la batalla. Entendiendo más o menos lo que estaba ocurriendo, los persas desarmaron a los jonios y mandaron a sus enemigos, los milesios, a proteger los caminos de la retaguardia. Cuando los espartanos llegaron, el campamento persa había sido saqueado y sus naves en la costa destruidas. Los atenienses, sin embargo, objetaron la pérdida de sus colonias, y aceptaron a los griegos jonios en una liga contra Persia.

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