Batallas del Ser: Poema de Guerra y Amor

Clasificado en Lengua y literatura

Escrito el en español con un tamaño de 2,88 KB

Querida Enemiga

Hay una guerra entre las direcciones.

Una guerra entre todos contra todos,

que también es la guerra entre nosotros.

Confío en que me traicionarías, y confía

en que atacaré la fortaleza de tu piel fría.

Así seguiremos, más batallas día con día,

hasta el momento que quieras ser "Amiga".

Para mí supondría un suplicio,

y para ti sería el armisticio.

Temo que ya llegará ese momento.

Ese no es tu papel, no, así no te quiero.

Te necesito en contra mía,

pero te retiras, te refugias a su lado.

Y se te olvida lo personal de este duelo.

Te obligo a seguir en pie por mí.

Ahora sé que esto te parece divertido,

pero ya estás viendo que no tiene sentido.

Pensarás que ya has ganado tiempo atrás,

tal vez sea porque me he debilitado

o me estás subestimando, no lo hagas más.

Que yo no le vi sentido desde el principio.

Y sí, te agradezco por el tiempo invertido.

Pero aunque creas haber ganado, has perdido.

Sé que nunca me has necesitado,

pero aunque yo no haya vencido,

sé que yo sí te seguiré necesitando.

Pero en esta batalla, aunque te hayas ido,

no pierdes lo que no tienes,

y no ganas lo que ya es tuyo.

Duele saber que fuiste.

Pensar que casi existe.

Yo sé, niña, que tienes miedo.

Sé que lo tienes, yo lo tengo.

Así lancé todo mi arsenal

al cielo para que llegara a algún lugar

cerca de ti, pero sé que me regresará.

De nuestra guerra lo que voy a extrañar

es tu viva curiosidad por saber cómo ganar,

las nuevas estrategias que me robaste

y las astucias que inventaste

con tal de nunca encontrar la paz.

Pero lo entiendo y coincido que te conviene,

pero no acepto que te retires del frente

sin saber cómo esas estrategias se utilizan,

aun siendo muy inteligente y con ardides de delicia.

Yo quería que te fueras muy herida, pero ya lista.

Pero preferiste la otra, la simple vida,

las técnicas de las modernas señoritas,

de saberse cuándo ser puta y cuándo beata.

Te funciona ahora, pero ¿lo hará mañana?

Recuerda, niña, donde crees que acaba

la guerra solo está por empezar.

Sí que sí que te he querido, mi M***.

Y no importa quién haya vencido,

mientras algo de mí quede contigo,

sabré que ninguno ha perdido.

No me corresponde cuidarte,

pero ahora me atrincheró

y te doy permiso de hacer lo mismo.

En la guerra nadie gana.

Yo no te quiero desnuda, yo no quiero tu piel.

Yo no quiero tu belleza ni quiero tu querer.

No te quiero como mujer ni quiero tu sangre o voz.

Ni siquiera tus egipcios ojos ni tu corazón.

Sólo quise y amé tu SER.

Entradas relacionadas:

Etiquetas:
guerra enemiga poema ser amor