Bernini y Rubens: Escultura y Pintura Cumbre del Barroco Europeo

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Apolo y Dafne de Bernini

Contexto y Temática

Realizada por Gian Lorenzo Bernini entre 1622 y 1625, esta obra maestra de la escultura barroca está compuesta por dos figuras talladas en mármol de Carrara. Bernini utilizó varios bloques, renunciando así a la concepción escultórica renacentista que dictaba el uso de un único bloque.

La temática es mitológica y plasma el mito recogido en Las Metamorfosis de Ovidio. Según el relato, Cupido, para vengarse de Apolo por haberse burlado de él, decide lanzar dos flechas: una de oro, que provoca el amor instantáneo, y otra de plomo, que causa el rechazo absoluto. Dispara la primera a Apolo y la segunda a la ninfa Dafne. Perseguida por el dios enamorado, Dafne huye desesperadamente y suplica ayuda a su padre, el dios río Peneo.

Descripción y Estilo

Bernini elige representar el clímax de la persecución, el preciso instante cargado de tensión y movimiento. Apolo está a punto de alcanzar a Dafne cuando ella comienza su metamorfosis en un árbol de laurel: sus dedos y cabello se convierten en ramas y hojas, sus pies echan raíces y su cuerpo se cubre de corteza. El autor contrapone magistralmente el impulso dinámico hacia adelante de Apolo (apoyado en la pierna derecha, con el brazo derecho y la pierna izquierda extendidos hacia atrás, y su túnica ondeando al viento) con el movimiento ascendente y transformador de Dafne.

La obra destaca por la captación del instante fugaz, permitiendo al espectador ser testigo directo de la transformación. Ofrece múltiples puntos de vista que revelan nuevos detalles de la acción y la emoción.

Técnica y Detalles

Bernini demuestra su virtuosismo técnico en el tratamiento de las texturas: la suavidad pulida de la piel de los dioses contrasta vivamente con la rugosidad de la corteza del árbol y la delicadeza de las hojas que comienzan a brotar.

Las expresiones faciales son clave para transmitir la intensidad del momento: el terror y la angustia de Dafne se oponen a la expresión de sorpresa y deseo frustrado de Apolo al ver cómo su amada se le escapa transformándose.

El uso de la luz es intencionadamente dramático, creando juegos de claroscuro que acentúan la tensión, el volumen de las figuras y la sensación de movimiento.

Grupo Escultórico Borghese

Esta escultura forma parte de un grupo de cuatro obras encargadas a un joven Bernini por el cardenal Scipione Borghese para su villa. Las otras tres son:

  • Eneas, Anquises y Ascanio (1618-1619)
  • El rapto de Proserpina (1621-1622)
  • David (1623-1624)

En todas ellas, Bernini muestra su extraordinario dominio técnico y su innovador tratamiento del mármol, superando la limitación renacentista del bloque único y dotando a la piedra de una vitalidad y un dinamismo sin precedentes.


El Descendimiento de la Cruz de Rubens

Contexto y Finalidad

Esta obra, pieza central de un tríptico pintado por Peter Paul Rubens entre 1612 y 1614 para la Catedral de Amberes, pertenece al Barroco flamenco. En línea con los ideales de la Contrarreforma, Rubens busca impactar al fiel y fomentar la devoción religiosa a través de efectos dramáticos y espectaculares.

De temática religiosa, representa el emotivo y solemne momento en que el cuerpo sin vida de Cristo es descendido de la cruz, tratado con gran patetismo y grandilocuencia.

Composición y Estilo

La composición es marcadamente dinámica y se articula en torno a una potente diagonal principal formada por el cuerpo pálido e inerte de Cristo y el sudario blanco que lo sostiene. Esta línea cruza el lienzo desde la esquina superior derecha hasta la inferior izquierda, guiando la mirada del espectador. Otras líneas, como la escalera a la derecha o la vertical formada por la cruz y San Juan Evangelista (vestido de rojo), refuerzan el dinamismo y la tensión.

Predominan las líneas curvas y serpentinatas, visibles en las posturas forzadas de los personajes y los pliegues de los ropajes, que aportan movimiento y rompen con el equilibrio y la serenidad del Renacimiento. Rubens evita la frontalidad, presentando a las figuras en escorzos y diversas posturas que crean una sensación de espacio abierto e inestable.

Figuras y Expresión

Las figuras, de gran realismo y corporeidad, destacan poderosamente sobre un fondo oscuro (tenebrismo), lo que provoca que algunos contornos se difuminen e integren en la oscuridad. Predominan las grandes masas de color, luz y forma sobre la línea del dibujo.

La expresión general del cuadro es intensamente dramática, lograda mediante los gestos de esfuerzo y dolor, las expresiones de tristeza y compasión en los rostros (especialmente en la Virgen María y María Magdalena) y los ropajes agitados.

Luz y Color

La luz, de carácter artificial y focalizado, incide dramáticamente sobre el cuerpo de Cristo, el sudario blanco y los rostros y manos de los personajes principales, creando fuertes contrastes de claroscuro que acentúan el dramatismo y la volumetría. El color es rico y vibrante, aplicado con pincelada suelta. Destacan los colores cálidos (rojos intensos, blancos luminosos, carnaciones) en las figuras iluminadas, contrastando con tonos más fríos y oscuros en las zonas en sombra y el fondo.

Técnica y Legado

Realizada al óleo sobre tabla, es una obra de grandes dimensiones, característica de Rubens. El artista solía realizar bocetos previos detallados, y su amplio taller de discípulos colaboraba en la ejecución de las grandes pinturas, aunque el maestro siempre daba los toques finales y aseguraba la calidad y unidad estilística.

La finalidad principal de la obra es conmover e implicar emocionalmente al espectador en el drama sagrado representado, sirviendo como un poderoso instrumento para la fe católica en el contexto de la Europa post-tridentina.

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