El Bienio Conservador (1933-1936): Crisis Política y Camino hacia la Guerra Civil Española
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Contexto Electoral y Formación del Gobierno de Derechas
Las elecciones se celebraron en 1933. A estos comicios, los partidos de izquierdas, que habían gobernado durante el Bienio Progresista, acudieron divididos debido a las discrepancias surgidas en su etapa de gobierno. Por su parte, las derechas formaron una coalición electoral. Dentro de esta coalición, destacaron preferentemente tres partidos políticos:
- El Partido Radical de Alejandro Lerroux
- La CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de José María Gil-Robles
- Renovación Española de José Calvo Sotelo
Primeras Políticas y Creciente Polarización
Se intentó negociar un nuevo concordato con la Santa Sede, la cual prefirió esperar al posible ascenso de la CEDA al poder.
La CEDA y los partidos monárquicos abogaban por la eliminación rápida de todas las reformas implementadas durante el bienio anterior. En contraste, la mayor parte de los políticos del Partido Radical, aunque moderados, eran manifiestamente republicanos y no estaban dispuestos a radicalizar su acción de gobierno en ese sentido.
La Crisis de Octubre de 1934
Los movimientos huelguísticos y los casos de corrupción habían desgastado al gobierno de Lerroux, que, ante la crisis en el Ministerio de Agricultura, tuvo que reestructurarse. En este contexto, la CEDA de Gil Robles exigió participación ministerial. Los partidos de centro y de izquierda se opusieron firmemente, alertando sobre los tintes autoritarios del partido de Gil Robles, que evocaban a los gobiernos fascistas europeos. Como respuesta, los partidos de izquierdas revolucionarios amenazaron con una insurrección armada. Sus líderes, junto con nacionalistas y republicanos reformistas, formaron un Comité de Huelga.
El 1 de octubre de 1934, se formó un nuevo gobierno que incluía a tres ministros de la CEDA. Ante esta situación, el Comité de Huelga convocó una huelga general.
La Revolución de Asturias y la Proclamación del Estado Catalán
La huelga general fracasó en la mayor parte del país, con dos excepciones notables:
- En Asturias, los mineros protagonizaron una auténtica revolución social.
- En Cataluña, la revuelta tuvo un carácter más político, y el presidente Lluís Companys declaró «el Estado Catalán» dentro de la República Federal Española.
En Cataluña, el gobierno central controló la situación con relativa facilidad; la policía autonómica y el gobierno de la Generalitat fueron detenidos por el ejército. Sin embargo, en Asturias la situación fue muy diferente. Los mineros lograron controlar las cuencas mineras y desarmar a la Guardia Civil, estableciendo un gobierno revolucionario que gestionó todos los aspectos de la vida cotidiana. El gobierno de Madrid respondió enviando a la Legión, bajo el mando del general Franco, que reprimió el movimiento revolucionario con extremada dureza. Las consecuencias fueron severas: aproximadamente 30.000 personas fueron encarceladas, se prohibieron las actividades de los grupos obreros y se censuró la prensa socialista y comunista.
Escalada de la Violencia y Conspiraciones
Desde la izquierda, anarquistas, comunistas y socialistas radicales apelaban a una movilización social masiva, que consideraban el camino hacia una revolución social.
Por la derecha, la Iglesia intensificó sus campañas contra la República. Paralelamente, la Falange Española (FE), que en sus inicios fue un grupo fascista y elitista vinculado a las clases altas, terminó asumiendo un papel protagonista en la movilización callejera de las derechas, empleando patrullas paramilitares que perpetraron acciones violentas contra dirigentes de izquierda.
Mientras tanto, en el seno del ejército, diversos militares conspiraban activamente, buscando un líder y el momento oportuno para derrocar el sistema republicano. Se percibía un clima de ruptura, donde la convivencia pacífica parecía haber llegado a su fin. El gobierno, en un intento por frenar los rumores y desactivar las conspiraciones, trasladó de destino a generales considerados implicados en los complots, entre ellos a Francisco Franco y Emilio Mola.
El Detonante: Asesinatos Políticos de Julio de 1936
La tensión alcanzó su punto álgido en julio de 1936. El teniente José del Castillo fue asesinado por falangistas en las calles de Madrid. Como represalia, compañeros del teniente asesinaron al destacado diputado de extrema derecha José Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936.
El Alzamiento Militar y el Comienzo de la Guerra Civil
El 18 de julio de 1936, se produjo el alzamiento militar contra el gobierno de la Segunda República. Los generales Francisco Franco (desde Canarias), Emilio Mola (en Navarra), Queipo de Llano (en Sevilla) y Sanjurjo (quien debía unirse desde Portugal) se levantaron en armas. Este acontecimiento marcó el inicio de la Guerra Civil Española.