El Bienio Progresista (1854-1856) en España
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El Bienio Progresista (1854-1856)
Antecedentes
Tras el fracaso de los movimientos revolucionarios de 1848 en Europa, jóvenes progresistas españoles se lanzaron a las calles de Madrid reivindicando el sufragio universal y la República. Estas protestas fueron rápidamente sofocadas por la policía y el ejército.
La Vicalvarada y el Gobierno de Unión Liberal
En 1854, el pronunciamiento militar conocido como la Vicalvarada, liderado por el general O'Donnell, triunfó y dio inicio al Bienio Progresista. Durante este periodo, se formó una coalición de progresistas y vicalvaristas, con Cánovas del Castillo como ideólogo en la sombra. La reina Isabel II nombró al veterano general Espartero como jefe de gobierno, dando lugar a la Unión Liberal, un intento de superar el enfrentamiento político dentro del liberalismo. A los políticos de esta coalición se les llamó "resellados".
El Manifiesto de Manzanares y la Revolución de 1854
Las divisiones internas entre los progresistas y la falta de liderazgo de Espartero llevaron al levantamiento de O'Donnell, Dulce, Ríos y Messina en Vicálvaro. El ministro de Guerra, Balaguer, les hizo frente y se dirigió a Madrid. O'Donnell lanzó un manifiesto que no tuvo éxito, pero luego, con la ayuda de Cánovas del Castillo, redactó el Manifiesto de Manzanares, que sí logró el apoyo popular. O'Donnell y Espartero formaron un nuevo gobierno, consolidando la Revolución de 1854.
Hitos del Bienio Progresista
- **Constitución Non Nata:** Se elaboró una nueva Constitución de carácter progresista que, aunque fue aprobada, nunca entró en vigor.
- **Desamortización General:** La Ley de Desamortización General de Madoz afectó a bienes comunes y de propios de los ayuntamientos, empeorando la situación del campesinado y generando protestas que fueron fácilmente reprimidas.
- **Modernización Económica:** El ministro de Economía, Pascual Madoz, impulsó la construcción del ferrocarril con los ingresos obtenidos de la desamortización. Se adoptó el sistema métrico decimal, se sustituyó el maravedí por el real y se aprobó la Ley de Ferrocarriles para extender la red ferroviaria, atrayendo capital extranjero pero también generando corrupción.
Conflictividad Social y Represión Obrera
El Bienio Progresista estuvo marcado por la conflictividad social y la represión obrera. El general Narváez prohibió las asociaciones obreras, lo que provocó huelgas e incendios de fábricas. El general Roda fue fusilado y el líder obrero Barceló, implicado en un crimen con pruebas falsas, también fue ejecutado. Las asociaciones obreras no serían reconocidas hasta 1868. Los obreros, que sumaban unos 300.000, trabajaban jornadas de 13 horas en condiciones insalubres y con una dieta muy pobre.
Visión del Obrero
La visión del obrero en esta época era la de un individuo peligroso y potencialmente revolucionario, lo que justificaba la represión y la falta de derechos laborales.