El Bienio Progresista y la Última Etapa del Reinado de Isabel II en España
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En este clima se dio paso al Bienio Progresista. Esta crisis de 1854 se inició por un conflicto entre el Senado y el Gobierno, y derivó en una sublevación militar y en la vuelta de los progresistas al poder. En este contexto, un grupo de militares se pronunció el 28 de junio bajo el mando de los generales Dulce y O'Donnell. Tras la batalla, los sublevados se retiraron a Manzanares, donde se encontraron con el general progresista Serrano, quien sugirió que el pronunciamiento tuviera un giro civil. Para ello, se encargó a Cánovas del Castillo la redacción del Manifiesto de Manzanares, que pedía una regeneración liberal.
El Bienio Progresista (1854-1856)
Esta etapa estuvo dirigida por los militares: Espartero, líder de los progresistas puros, y O'Donnell, de los moderados y progresistas eclesiásticos. El primer Gobierno presidido por Espartero adoptó decisiones importantes como el ascenso de los militares que habían participado en la revolución.
La ley del 1 de mayo de 1855 fue el segundo gran proceso desamortizador de bienes de la Iglesia, que planteó serios problemas con la Santa Sede. La reina se opuso a esta ley, aunque la firmó a regañadientes y la Santa Sede rompió relaciones con España.
La Constitución de 1856 es conocida como non nata, debido a que no entró en vigor. La Unión Liberal también se formó durante esta etapa y se consolidó con el acceso a la Presidencia del Gobierno de O'Donnell.
Fin del Bienio y Retorno Moderado
Finalmente, el malestar social provocado por los impuestos de consumo y las quintas dieron lugar a la intervención de O'Donnell, que rodeó con tropas el Congreso y disolvió el Parlamento. Finalizaba así el Bienio Progresista y comenzaba otra etapa de hegemonía moderada con predominio de la Unión Liberal.
La Última Etapa del Reinado de Isabel II
La última etapa del reinado de Isabel II se caracterizó por el retorno del moderantismo, representado por la Unión Liberal. Este nuevo Gobierno presidido por O'Donnell llevó a cabo el desmantelamiento de toda la labor política y legislativa del Gobierno. Las medidas de este tenían como objetivo la vuelta al moderantismo más conservador y autoritario.
Narváez quiso volver a la normalidad institucional mediante la convocatoria de elecciones en mayo de 1857. El resultado era previsible, pues con un censo electoral reducido y manipulable, el Ministro de Gobernación consiguió unas cámaras fieles al Gobierno que aprobaron una ley restrictiva de la Libertad de Prensa.
Destaca la Ley de Instrucción Pública, elaborada por Claudio Moyano, que reguló el sistema educativo y también la finalización de grandes obras públicas.