Biología Celular Esencial: Replicación del ADN Eucariota y Clases de Inmunoglobulinas
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Replicación del ADN en Células Eucariotas: Un Proceso Fundamental
La replicación del ADN en los organismos eucariotas es muy similar a la de los procariotas, aunque presenta algunas diferencias clave:
- Asociación con Histonas y Nucleosomas: El ADN de las células eucariotas está asociado a histonas, formando nucleosomas. Durante la replicación, la hebra que sirve de patrón a la hebra conductora se queda con las histonas y ambas se enrollan juntas sobre los octámeros antiguos. La hebra retardada y la que le sirve de patrón se enrollan juntas sobre nuevos octámeros de histonas que llegan a los lugares de replicación para formar nuevos nucleosomas.
- Mayor Longitud y Velocidad de Replicación: La longitud del ADN eucariota es mucho mayor que la del ADN bacteriano, y el proceso de replicación es comparativamente más lento.
- Múltiples Orígenes de Replicación: El ADN de un cromosoma eucariota no tiene un solo origen de replicación, sino aproximadamente un centenar. Se forman múltiples burbujas de replicación que se activan y constituyen unidades de replicación, acelerando el proceso global.
- Fragmentos de Okazaki Más Pequeños y Fase S: Los fragmentos de Okazaki son más pequeños, de unos cien a doscientos nucleótidos. El proceso de replicación se lleva a cabo durante la fase S de la interfase, que dura aproximadamente de 6 a 8 horas.
Tipos de Inmunoglobulinas: Los Anticuerpos del Sistema Inmune
Las inmunoglobulinas, también conocidas como anticuerpos, son proteínas esenciales del sistema inmune que desempeñan un papel crucial en la defensa del organismo contra patógenos. Existen diferentes clases, cada una con características y funciones específicas:
IgG (Gammaglobulinas)
Las IgG son los anticuerpos más numerosos en la sangre, pudiendo alcanzar hasta el 75% de las inmunoglobulinas circulantes. Se componen de dos cadenas ligeras (L) y dos cadenas pesadas (H), a las que se unen moléculas de oligosacáridos. Además de unirse a los antígenos, las IgG son capaces de activar tanto el sistema del complemento como los fagocitos sanguíneos, facilitando la eliminación de patógenos.
IgM
Las IgM son los primeros anticuerpos que se producen ante la exposición inicial a un antígeno. Están compuestas por cinco monómeros de anticuerpos unidos por puentes disulfuro y por una cadena polipeptídica denominada J. Las IgM tienen diez lugares para la unión con los antígenos y una gran avidez por moléculas o microorganismos antigénicos polivalentes, como los virus. También se encargan de activar los macrófagos y el sistema del complemento.
IgA
Las IgA están constituidas por cuatro cadenas polipeptídicas: dos cadenas ligeras (L) y dos cadenas pesadas (H). Pueden asociarse con otra o con dos mediante una cadena J, formando dímeros o trímeros. Presentan una cadena polipeptídica llamada componente secretor. Se encuentran en la sangre y en secreciones como la saliva, las lágrimas, la leche materna y las mucosas, proporcionando una importante defensa en las superficies corporales.
IgE
Las IgE se componen de dos cadenas ligeras (L) y dos cadenas pesadas (H). Se encuentran principalmente en los tejidos, asociadas a mastocitos y basófilos, y son los causantes principales de los fenómenos de alergia y de la respuesta inmune contra parásitos.
IgD
Las IgD se componen de dos cadenas ligeras (L) y dos cadenas pesadas (H), y tienen una masa molecular aproximada de 180.000 u. Son anticuerpos de la superficie de los linfocitos B que sirven como receptores de antígenos específicos, desempeñando un papel crucial en la activación de estos linfocitos.