Bipedestación y gestión de cargas axiales en la carrera

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Introducción: La Eficiencia en la Carrera

Correr con dos piernas es un movimiento instintivo y natural para la especie humana. Sin embargo, existe una gran diferencia entre “saber correr” y “saber correr bien”. La eficiencia en la carrera es fundamental para alcanzar un buen rendimiento y prevenir lesiones. Una técnica adecuada permite correr más rápido, con menor esfuerzo y de forma más segura. La característica distintiva de la carrera, a diferencia de la marcha, es la “fase de vuelo”, donde no existe doble apoyo.

Bipedestación: Implicaciones para la Salud

En los últimos años, se ha experimentado un auge en la práctica del running, con un aumento significativo en la venta de zapatillas y la participación en carreras populares. Este fenómeno, si bien positivo, ha traído consigo un incremento en las lesiones relacionadas con la carrera, principalmente debido a la falta de preparación física y adaptación mecánica de muchos corredores.

La adaptación del sistema muscular a la bipedestación implicó el desarrollo de los erectores espinales, glúteos más fuertes, un tendón de Aquiles más largo y músculos plantares más fuertes. Estos cambios permitieron:

  • Mantener el tronco erguido.
  • Alinear las piernas con el tronco, situando el miembro inferior debajo de la pelvis.
  • Dar pasos sin grandes movimientos del tronco.
  • Extender las piernas por detrás de la cadera.

La Evolución del Pie: Adaptación y Sensibilidad

La evolución optimizó la capacidad del pie para enviar información propioceptiva y sensitiva al cerebro, mejorando el equilibrio, la locomoción y el control postural. Los cambios morfológicos a lo largo de la evolución dieron lugar a un centro de masa más elevado y una base de sustentación menor. Para compensar esto, se desarrollaron mecanismos estabilizadores en el tren inferior, especialmente en el pie:

  • Formación de la bóveda plantar: Los arcos actúan como brazos de palanca que mejoran la locomoción y la amortiguación.
  • Mayor sensibilidad: La zona del córtex cerebral dedicada al pie es casi tan extensa como la de la cara, con una alta capacidad neuromuscular y una elevada comunicación sensible con el cerebro.

El pie, en un espacio reducido, alberga 28 huesos, más de 20 músculos propios y sirve como punto de inserción para numerosos grupos musculares de la pierna, lo que le confiere gran estabilidad y movilidad.

Gestión de las Cargas Axiales: El Papel del Tobillo y el Pie

La articulación del tobillo distribuye las fuerzas y presiones verticales por la superficie del pie. Estas fuerzas, al llegar al astrágalo, se reparten en tres líneas: aproximadamente el 60% se dirige al calcáneo y el 40% al antepié (cuando se está descalzo). En el antepié, las cabezas de los 5 metatarsianos se distribuyen este 40%, siendo el 5º metatarsiano el que soporta mayor peso.

Al elevar el talón, la carga en el antepié aumenta, un factor crucial a considerar al elegir calzado. En condiciones normales, con el calcáneo y los metatarsos en el mismo plano, el peso se distribuye casi equitativamente entre el talón y el antepié.

El Impacto del Calzado

El uso de tacones desplaza el peso hacia adelante, aumentando la presión sobre los dedos y alterando los puntos naturales de apoyo. Esto obliga a modificar la postura corporal, generando descompensaciones como la hiperextensión de rodillas y la anteversión pélvica, lo que puede provocar dolor lumbar. Además, los tacones aumentan la tensión en la cadena posterior, desde el tendón de Aquiles hasta la musculatura erectora de la columna.

Los zapatos estrechos y de tacón alto pueden causar:

  • Alteraciones en el tendón de Aquiles
  • Juanetes (hallux valgus)
  • Dedos en martillo
  • Callosidades
  • Compresión de nervios
  • Alteraciones en la columna vertebral

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