Blas de Otero: Vida, Obra y Legado de un Poeta Fundamental

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Blas de Otero: Orígenes y Primeros Años

Blas de Otero Muñoz nace en Bilbao el 15 de marzo de 1916. En aquel entonces, España vivía los ecos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), un periodo que permitió a la burguesía española realizar grandes negocios en la industria de los metales. Así, el padre del poeta acrecentó su fortuna en estos años, aunque también sufrió las consecuencias de la depresión económica que acabó en 1929 con los sueños de los “felices años veinte”.

Diez años le duró a Blas de Otero su infancia de niño rico. Ingresa en el colegio de Doña María de Maeztu, en cuya cálida enseñanza aprende las primeras letras. En Bilbao se sintieron muy pronto los primeros golpes de la depresión posbélica. En un intento de recuperar su fortuna, el padre se traslada con toda la familia a Madrid en 1927. Allí, el niño descubre la libertad de las calles madrileñas, los amores infantiles y, siguiendo una vieja tradición familiar, recibe lecciones de toreo en la Escuela Taurina de Las Ventas.

Crisis Personal y Vocación Poética

La muerte de su hermano mayor en plena adolescencia, y dos años más tarde la de su padre, amargado por la ruina total, determinan su futuro. El precio de “ocupar el lugar de otro” fue algo que Blas de Otero aprendió y sufrió a lo largo de toda su vida. A este desvío vocacional seguirán años de renuncias hasta conseguir el título de abogado. Su personalidad parece dividida entre el abogado que debe ser y el poeta que es.

El sacrificio supera lo soportable y sufre una crisis depresiva. Decide ingresar en un sanatorio, pero aquellos métodos curativos no logran acomodar ni reducir su rebeldía. Esta experiencia es el origen de Ángel fieramente humano, libro donde resolverá literariamente la profunda transformación que en él se había producido durante la crisis.

Consolidación Poética y Legado

Desde 1947, Blas de Otero escribe febrilmente los poemas de su rebelión salvadora, aquellos que formarán la trilogía compuesta por Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia y Ancia. Blas de Otero residió en París algo menos de un año. No era fácil escribir en un país que imponía el silencio a un hombre cuya historia personal y poética corría paralela a la historia de su patria oprimida bajo la dictadura.

La trascendencia de Pido la paz y la palabra en la poesía de la mitad de los cincuenta queda patente en las noticias de los periódicos de la época, que lo aclaman como uno de los títulos míticos de la poesía contemporánea y el de mayor repercusión en el extranjero.

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