Bosque Atlántico Caducifolio: Ecosistema, Flora y Conservación
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El Bosque Caducifolio Atlántico: Un Ecosistema Singular
El bosque caducifolio atlántico es un tipo de bosque propio de la región con un clima atlántico. Está formado por árboles y arbustos, con árboles de troncos rectos, lisos, corteza fina y hojas grandes.
Extensión y Desafíos de Conservación
Este ecosistema ocupa aproximadamente 5000 km². Históricamente, ha sufrido el impacto de incendios y talas. Aunque se ha intentado la repoblación con especies de crecimiento rápido como el pino y el eucalipto, estas especies desgastan el suelo y son más propensas a incendios. Por ello, es crucial repoblar con la vegetación autóctona de cada lugar para garantizar la sostenibilidad del ecosistema.
Especies Arbóreas Principales
Las especies principales que conforman este bosque son:
El Roble
El Roble es un árbol que no soporta bien ni el frío ni el calor extremos, por lo que se sitúa a menor altitud que el Haya. Crece lentamente y su madera es muy dura, empleándose comúnmente en la construcción. Este árbol prefiere los suelos silíceos. Sus especies más comunes son:
- El Carballo (Quercus robur): Alcanza los 40 metros de altura y un tronco de más de un metro de diámetro.
- El Roble albar (Quercus petraea): Tolera mejor el frío y la sequía.
Estas especies de roble se localizan en Galicia, la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico y Sierra Nevada.
El Haya
El Haya (Fagus sylvatica) tolera muy bien el frío y requiere una gran humedad, lo que lo convierte en un árbol de montaña. Se adapta tanto a suelos silíceos como calizos, aunque prefiere estos últimos. Su crecimiento es bastante rápido, ofreciendo una madera de gran calidad utilizada para la fabricación de muebles, utensilios, entre otros. Acompañando a las Hayas, suelen aparecer especies como los servales y los mostajos. Las mayores concentraciones de estos árboles se encuentran en la Cordillera Cantábrica y el Pirineo Navarro.
Especies Secundarias y Bosque Marcescente
También aparecen especies secundarias de gran importancia, como el castaño. Esta especie va ganando terreno al roble gracias al valor de su fruto y su madera. Otras especies secundarias caducifolias son el fresno, el tilo, el olmo y el avellano.
En las regiones de clima atlántico, también se encuentra el bosque marcescente, compuesto por especies que mantienen las hojas secas sobre las ramas hasta la aparición de los nuevos brotes. Las especies perennifolias más significativas de este tipo de bosque son el rebollo y el quejigo.
Estrato Arbustivo y Prados
El estrato arbustivo del bosque caducifolio atlántico no es muy denso, ya que la densa copa de los árboles impide el paso de la luz, limitando su desarrollo. Esto da lugar a la aparición de las landas o matorral denso, donde predominan las especies espinosas y otros arbustos.
En las zonas más altas, se desarrollan los prados, que son utilizados principalmente como pasto para el ganado bovino.
Impacto y Necesidad de Repoblación Autóctona
El bosque atlántico ocupa unos 5000 km². Debido a los incendios y las talas, se ha repoblado con especies de crecimiento rápido como el pino y el eucalipto. Sin embargo, estas especies desgastan el suelo y son más propensas a incendios, por lo que es crucial repoblar con la especie vegetal autóctona de cada lugar para preservar la biodiversidad y la salud del ecosistema.