Buenas Prácticas en Prevención de Violencia de Género

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IDENTIFICACIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS EN PROGRAMAS DE PREVENCIÓN

Una “buena práctica” ha de formar parte de un proyecto correctamente formulado y estructurado y supone aquellas acciones que alcanzan de forma acreditada el grueso de los objetivos para los que se habían propuesto.
A continuación se enumeran algunas características que deben tener los programas y servicios en materia de prevención de la violencia de género para ser considerados como buenas prácticas (en el libro, página 245, aparecen más características):
  • Se deben sustentar en un marco teórico feminista.
  • Deben fomentar la resolución de conflictos de forma pacífica.
  • El objetivo principal debe ser la igualdad real entre hombres y mujeres.
  • Los sujetos deben ser agentes de la comunidad.
  • Deben de contar con la participación, compromiso e implicación de las instituciones.
  • Deben de adaptarse a la realidad y al entorno del colectivo al que se dirige.
  • Deben ser transferibles a otros contextos en los que se pretendan poner en práctica.
  • La metodología ha de ser dinámica y participativa.

Diseño de programas e incorporación de la perspectiva de género

Las acciones que se desarrollan en el marco de la intervención social tienen sentido dentro de un proceso complejo, que cuenta con unos procesos y tiempos perfectamente organizados. Además, es necesario contar con un equipo de profesionales multidisciplinares. Para afrontar los riesgos de la intervención social en el ámbito de la violencia de género es fundamental contar con instrumentos que permitan constatar sus resultados.
Sánchez Vidal (1999), define la INTERVENCIÓN SOCIAL como: “interferencia intencionada para cambiar una situación social que, desde algún tipo de criterio (necesidad, peligro, riesgo de conflicto o daño inminente, incompatibilidad con valores y normas tenidos por básicos, …), se juzga insoportable, por lo que precisa cambio o corrección en una dirección determinada.”
En la actualidad se habla de una intervención proactiva, preventiva y de mejora de la calidad de vida. El objetivo de la intervención social es reducir y prevenir situaciones de riesgo social y personal, ya sea mediante la intervención en resolución de conflictos, como aportando recursos, o mediante la promoción de una mayor calidad de vida.

PLANIFICACIÓN

Es el conjunto de métodos y técnicas que permiten ordenar de forma previa y racional un proceso de producción de servicios y programas sociales. Solo puede ser entendida como un proceso (una sucesión de fases o niveles) en el cual todos los elementos han de servir para mejorar la intervención.
Hay 5 condiciones básicas para la eficacia de la planificación:
  1. Conocimiento teórico-práctico del tema objeto de planificación,
  2. Sentido común,
  3. Capacidad de sistematizar,
  4. Experiencia; y,
  5. Trabajo en equipo con dinámicas adecuadas

PROYECTO

Es el conjunto de acciones, individuales o grupales, dirigidas a producir cambios en una realidad que afecta a un grupo social determinado, en este caso, el de las mujeres víctimas de violencia de género. La elaboración de proyectos relacionados con la violencia de género implica una reflexión seria y rigurosa sobre el complejo fenómeno social y todas aquellas variables que lo rodean. Es importante que cumplan y se orienten en los siguientes principios básicos:
  • participación,
  • equidad,
  • coparticipación y trabajo en red,
  • sostenibilidad,
  • respeto a la interculturalidad; y,
  • evaluabilidad.

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