Buero Vallejo y Sastre: Dos Pilares del Teatro Español de Posguerra

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Antonio Buero Vallejo: Tragedia, Realismo y Símbolo

Antonio Buero Vallejo es la figura más representativa del teatro de la posguerra española. Antiguo combatiente republicano, condenado a muerte tras la guerra, funda su teatro en la necesidad de la verdad, a la cual van unidas la libertad y la esperanza. Buero es, ante todo, un trágico. Para él, la tragedia es una mirada lúcida sobre el hombre y el mundo, pero no una visión pesimista. Sus obras sintetizan realismo y simbolismo, y en ellas opone personajes contemplativos a personajes activos con relaciones conflictivas entre ellos. Sus creaciones dramáticas giran en torno al anhelo de realización humana y sus dolorosas limitaciones: la búsqueda de la felicidad, de la verdad, de la libertad, se ve obstaculizada por la circunstancia concreta en la que el hombre vive.

Etapas en la Obra de Buero Vallejo

Primera Época (1947-1958)

Predomina un enfoque existencial y una estética realista. Historia de una escalera (1947) muestra el drama de la frustración que sufren un grupo de vecinos de clase media que ven cómo el tiempo arruina sus ilusiones y encona sus rencores. Los protagonistas jóvenes, Fernando y Carmina, se ven abocados a vivir las mismas vanas ilusiones que los padres. De esta primera época es también En la ardiente oscuridad (1950), una tragedia desarrollada en un colegio de ciegos donde la ceguera es símbolo de las limitaciones impuestas al hombre por su condición humana y por la sociedad.

Segunda Época (1958-1970)

Predomina el enfoque social e histórico. Se insiste más en las relaciones entre el individuo y su entorno. Se hace hincapié en las raíces y en las consecuencias sociales de los actos. Estéticamente, también se supera la escenificación realista y se acentúa el valor simbólico de algunos elementos escénicos (semisótano = caverna platónica) o motivos (ceguera física = ceguera moral). La obra más destacada es El tragaluz, tragedia ambientada en un semisótano donde una familia rota de clase media repasa lo que significó para ella la guerra civil. En ese espacio afloran las tensiones, frustraciones y rencores. Escribe algunas obras de tema histórico en las que se sirve del pasado para reflexionar sobre el presente; de esta forma, consigue burlar la censura y llegar a su público. Este teatro histórico es una forma de «posibilismo»: denuncia indirecta de la realidad política de la dictadura. Entre las obras de tema histórico destaca El concierto de San Ovidio, donde vuelve a uno de sus motivos favoritos, la ceguera y su simbolismo, en el contexto de la época previa a la Revolución Francesa.

Tercera Etapa

Abunda en los temas y motivos ya conocidos, pero los contenidos políticos y sociales se hacen más explícitos. Obras: La fundación, Lázaro en el laberinto, Las trampas del azar.

Alfonso Sastre: Compromiso y Renovación

Alfonso Sastre. El talante luchador de Sastre se observa en la serie de manifiestos para la renovación del teatro que inició en 1950, cuando formó el Teatro de agitación social. En su libro Drama y sociedad (1956) afirma que lo social es una categoría superior a lo artístico. Frente al posibilismo de Buero Vallejo, encarnó la opción por un teatro más explícitamente comprometido. Con Escuadra hacia la muerte, consiguió su proyección en el teatro español, aunque la obra fuera retirada y prohibida después de su tercera representación. En ella, unos soldados cumplen una misión suicida en una supuesta tercera guerra mundial. Fue, en palabras del autor, un grito de protesta ante la perspectiva amenazante de una nueva guerra mundial. El teatro de Sastre, que él denominó «tragedia compleja», es una mezcla de elementos: didactismo marxista, libertad imaginativa, expresionismo y burla corrosiva inspirada en el esperpento de Valle-Inclán. Otras obras suyas son La sangre y la ceniza, donde se escenifican los últimos momentos vividos por Miguel Servet, muerto en la hoguera por la Inquisición calvinista, y La taberna fantástica, estrenada veinte años después, es una tragedia de quinquis, oficio nómada, marginal y segregado socialmente.

El Teatro Experimental

El teatro realista y social siguió siendo defendido, durante los años 60, por un sector de la crítica, como el único que respondía a las circunstancias del país. Pero a partir de 1970 otros dramaturgos se lanzan a una renovación teatral. Se supera el realismo y se asimilan corrientes experimentales del teatro extranjero:

  • El teatro épico. Inspirado en las ideas y la obra de Bertolt Brecht. Se asume que el propósito de la obra, más que el entretenimiento o el mimetizar la realidad, era presentar ideas e invitar al público a hacer juicios acerca de ellas. Los personajes no deben imitar a las personas reales, sino representar los lados opuestos de un argumento, de arquetipos o estereotipos.

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