La Burbuja Especulativa de los Felices Años Veinte en Estados Unidos

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Después de la guerra, EE. UU. pasó a liderar claramente la economía mundial al mismo tiempo que experimentaba un fuerte crecimiento económico. Se generó un clima de optimismo: los felices años veinte. De la bonanza general participaba la bolsa, con un crecimiento importante de las cotizaciones, que animaron a mucha gente a arriesgar sus ahorros, provocando así una burbuja especulativa, especialmente después de que el republicano Hoover fuera elegido presidente en 1928.

En EE. UU. la recesión empieza por el sector de la construcción y continuó por la industria del automóvil, pero la caída de la demanda de bienes de consumo duraderos se atribuía a la apuesta de los inversores por la compra de títulos a causa de los beneficios que ofrecía la bolsa.

Exceso de Capital Disponible

Política Monetaria y Financiera del Gobierno Estadounidense

Los intereses de los bonos de guerra eran relativamente elevados, y se convirtieron en una inversión segura. El gobierno británico solicitó al de EE. UU. que hiciera los bonos de guerra menos atractivos, la única forma era encarecerlos (aumentando su cotización para que el interés real bajara).

El gobierno de EE. UU. le convenía la retirada de los bonos de guerra, que comenzó a comprarlos en la bolsa. La demanda continuada hacía subir la cotización a niveles que inducían a venderlos. El problema fue que el Gobierno de EE. UU. añadió a estas compras una cantidad de dinero a la circulación monetaria y que gran parte de este dinero se destinó a la compra de otros activos bursátiles, reforzando las tendencias especulativas.

La banca empezó a crear consultorías para aconsejar a sus clientes inversiones en bolsa o en créditos relacionados con la inversión bursátil. Los ahorros de mucha gente fueron dirigidos hacia la bolsa. Muchos pequeños ahorros no se invertían directamente en la bolsa, sino en las sociedades de cartera (actuales fondos de inversión). La cotización de estas sociedades depende en teoría de la marcha de su paquete de títulos y, en la práctica, de la confianza del público, demostrada por su capacidad de captar capitales.

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