El Cambio en la Filosofía: De Heráclito a Hegel
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El Cambio en la Filosofía
6.3) Heráclito y la Filosofía del Devenir
A diferencia de Parménides, Heráclito creía que la realidad estaba en constante cambio. Esta filosofía del devenir se ilustra con la metáfora del río.
La realidad es como el fuego, que siempre está modificándose. Lo real es el continuo cambio de lo que hay, pero este cambio no ocurre de forma desordenada, sino siguiendo leyes cósmicas.
Los cambios son producto de una tensión constante entre contrarios, pero esta tensión es ordenada (día y noche).
6.4) El Cambio en Aristóteles
Aristóteles (siglo IV a. C.) escribió un libro completo sobre metafísica, donde expuso su teoría sobre el cambio.
Explicó la diferencia entre ser en potencia y ser en acto. El ser en acto es el que ya ha alcanzado su plenitud. El ser en potencia puede llegar a ser, pero aún no lo es, tiene la posibilidad de serlo (árbol, semilla).
Esta distinción permite a Aristóteles explicar por qué la realidad se transforma continuamente.
Para Aristóteles, el cambio ocurre cuando un ser en potencia pasa a ser un ser en acto. Sin embargo, para que el cambio se produzca, se necesita una fuerza exterior que impulse y lo ponga en movimiento. Este empujón solo puede proporcionarlo algo que ya sea acto (oruga-mariposa).
6.5) El Cambio Dialéctico
Hegel, filósofo entre los siglos XVIII y XIX, creía que la realidad era dinámica. Todo lo que existe está sujeto a un cambio continuo por el contraste entre elementos opuestos.
Esta lucha de contrarios crea una tensión que, al resolverse, hace que la realidad evolucione. Hegel llamó a este proceso de cambio a partir de la lucha de contrarios dialéctica.
La dialéctica había significado el arte de discutir en Grecia, y en las discusiones se pueden modificar los puntos de vista anteriores. De manera similar, Hegel denominó tesis a la primera postura, a la que se enfrenta una postura contraria (antítesis). De la lucha entre ambas surge una nueva situación o síntesis que, incluyendo elementos de las dos anteriores, las supera resolviendo la tensión entre ellas.
Hegel creía que la historia de la humanidad avanza de forma dialéctica en un proceso de lucha incesante entre tesis y antítesis para llegar a la síntesis final. Sin embargo, la tensión resuelta dura poco, porque la síntesis se convierte en una nueva tesis y el proceso dialéctico se reinicia.
Este no es un proceso circular, sino que avanza hacia algo mejor siempre, lo que constituiría el progreso.