El Camino de España a la Democracia: La Transición y la Constitución del 78
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La Transición Española a la Democracia y la Constitución de 1978
Tras el atentado de Carrero Blanco se produjeron continuas tensiones entre dos sectores del régimen franquista: los inmovilistas (partidarios de mantener sin cambios las señas de identidad presentes desde la sublevación), y los aperturistas (a favor de un desarrollo político que condujera a una democracia limitada).
Dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey. Tanto su discurso como el del cardenal Vicente Enrique y Tarancón, oficiante de la ceremonia, incluían palabras de apertura y de reconciliación, que presagiaban voluntad de profundos cambios políticos.
El primer gobierno de la monarquía, presidido por Carlos Arias Navarro, siguió las pautas de la dictadura de Franco. Se incorporaron algunos políticos franquistas como Manuel Fraga. El gobierno inició una tímida apertura, legalizando las asociaciones políticas, pero debían aceptar leyes franquistas.
Los partidos de izquierda reclamaban una ruptura política con el régimen franquista y con el gobierno de Arias Navarro. La mayoría de las organizaciones de izquierda se agruparon en dos plataformas:
- La Junta Democrática, fundada en 1974, liderada por Santiago Carrillo.
- La Plataforma de Convergencia Democrática, organizada alrededor del PSOE, dirigida por Felipe González.
Una vez muerto el dictador, en marzo de 1976, estas dos agrupaciones se unieron en un solo organismo, Coordinación Democrática.
En julio de 1976, Arias Navarro presentó su dimisión cuando comprobó que no tenía el apoyo del rey Juan Carlos. El rey nombró jefe del gobierno a Adolfo Suárez, uno de los ministros de Arias Navarro, que ocupaba en aquel momento la Secretaría General del Movimiento. Era joven, abogado y con gran experiencia en las instituciones del régimen. Fue mal recibido por la opinión pública por su trayectoria política en la dictadura, durante la que desempeñó varios cargos.
Suárez formó gobierno con personas relativamente jóvenes. El punto principal del nuevo gobierno fue la preparación de un referéndum por el que la población debía dar el visto bueno a una ley para reformar el sistema político heredado de la dictadura franquista.
La Ley para la Reforma Política fue propuesta a las Cortes franquistas por el gobierno de Suárez y aprobada con escasa oposición. Se sometió a votación popular en diciembre de 1976. Hubo un alto porcentaje de participación y de votos afirmativos, lo que parecía indicar un deseo de cambio general en el país. Esta ley puede considerarse la frontera entre el régimen franquista y la nueva etapa que permitiría el establecimiento de un sistema plenamente democrático en España.
A los pocos días, Suárez decretó la supresión del Tribunal de Orden Público y comenzó el desmantelamiento de instituciones del Movimiento Nacional.
El gobierno de Suárez legalizó al Partido Comunista de España (PCE), liderado por Santiago Carrillo, y al PSOE, liderado por Felipe González.