El Canon de Garcilaso de la Vega: Entre lo Popular y lo Culto

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El Canon Poético de Garcilaso: Un Problema Histórico y Teórico

El estudio del canon poético de Garcilaso se inicia con un problema, y es que el **canon de Garcilaso** no es una cuestión solo teórica, también histórica. Un canon, por tanto, es un ideal de belleza, un modelo. Existe otra versión: el canon bíblico; como los evangelios, que son sistemas cerrados que ordenan un modelo. Garcilaso, sobrevalorado por ser el implantador de modelos que acaban floreciendo, por haber sido el primero que inventó los cánones. Recibió críticas de los foráneos.

El Otro Garcilaso

La historia de la literatura se construye según se narra y se debe tener en cuenta la óptica de quién las ve. El canon se configura por una interrupción de naturaleza histórica en la narración de las historias.

La Canonización de Garcilaso: Dos Posturas Enfrentadas

Según don José Amador de los Ríos, la crítica ha venido a fortalecer el triunfo de lo foráneo y culto sobre lo genuino y popular, y tal opción coincidió con el triunfo de las escuelas sevillana y salmantina, ambas cultivadoras del arte. Castillejo, Díaz Tanco, Marcelo de Nebrija y otros muchos poetas castellanos se habían esforzado desde los primeros días de la innovación en defensa del arte español, que los imitadores de Petrarca veían con hondo desprecio. En la canonización entonces, encontraríamos dos posturas: **lo popular vs. lo culto** y **lo foráneo vs. lo genuino**, lo que supondrá una ruptura de la tradición. Ticknor también habló del canon en 1849 y defenderá que Garcilaso tenía antiguo carácter nacional, lo cual sobre más ancho y más noble campo a su genio poético, le hubiera suministrado ideas y formas de composición de los que se privó voluntariamente al desechar el ejemplo de los poetas españoles que le habían precedido. El centro del canon español es Lope, salvo en lo genuinamente hispánico (romance). Julio Cejador y Frauca dirán sobre Garcilaso que escribía pura imitación seudoclásica (**modelos clásicos**) y sus versos no nos dicen nada. Como si el molde y cuanto supone el modelo a imitar en todo caso preexistiera de modo fijo y delimitado, perfiles máximos. Buena parte de los poetas que imitan a Garcilaso no están aquí siempre, sino que son contemporáneos suyos.

La Jerarquía de Géneros y la Canción Tercera

También hay una jerarquía de géneros y ésta ha mostrado ser muy movediza históricamente. Esto se muestra en el problema de la **canonización de Garcilaso** en cuanto al orden de sus propios poemas. Salvo la rareza de la canción quinta, que es una oda ''oda a la flor de Gnido'', la canción tercera sí entra en el canon de las buenas canciones de Garcilaso, que a continuación analizaremos: "Con un manso ruido…". "Hay una primera estancia; un **locus amoenus**": el manso agua, el Danubio, los pajaritos cantando… "Es un lugar hermoso". "Danubio, río divino…" → canción bastante críptica; difícil de entender, hay cosas sugeridas, dichas sin decir, hay veces que no sabemos qué pretende decir Garcilaso. Primeros versos dedicados al destierro, y primera parte, hipótesis de la muerte. Ese que es consecutivo, casual, es conclusivo… porque no hay cosa más conclusiva que el destierro… si muero… → hipótesis. Hay tres estanzas partidas en dos. Leídas así cobran bastante sentido. Es una canción de protesta al Emperador, una **oda política**. Garcilaso la concluye en la estrofa 5ª. El destierro que sufrió Garcilaso en algún lugar cercano al Danubio por haber participado activamente en el matrimonio secreto de su sobrino con la hija del duque de Alburquerque, matrimonio no permitido por el Emperador. Garcilaso, que se encontraba muy próximo a Carlos V, y le había servido fielmente, se ve duramente castigado, pese a esa fidelidad y vio perder en un instante, toda la labor de una vida de entrega a la causa política de Carlos. Preso, forzado y solo en una tierra ajena. Garcilaso había expresado con claridad (estancia segunda) estar en esta isla desterrado forzoso.

El Sincretismo de Tradiciones en la Lírica Renacentista

La primera y la segunda canción estarían en ese lugar de continuidad petrarquista. Para las otras hay otro lugar que es ese momento muy peculiar de la cultura de los géneros que llamamos hoy líricos, en que el Renacimiento está produciendo un particular **sincretismo de varias tradiciones formales y tonales**, románicas y clásicas, que permite además a los poetas situados en la primera mitad del XVI que un género como la canción sea cauce para diferentes necesidades expresivas, temas y habilidades, aunque en el esquema métrico se siga una tradición románica. Concebir los géneros como paradigmas cerrados, que actúen invitando solo a una “selección” y por tanto alternativa, y no a una combinación, puede llevar no únicamente a provocar lecturas *ad hoc* de ciertos poemas (como una lectura petrarquista-amorosa de la Canción III), también puede llevar a una jerarquía propia que contemple el corpus garcilasiano a la sola luz de tales realizaciones, para canonizarlo o para denostarlo, según vimos, y postergando ese otro Garcilaso que fue posible y necesario en aquel momento apasionante de nuestra historia literaria.

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