Carácter semidivino del protagonista de la Ilíada
Clasificado en Latín
Escrito el en español con un tamaño de 10,31 KB
LA POESÍA LATINA
El término poesía no tiene para nosotros los mismos límites que la palabra carmen para los latinos: para nosotros la poesía trata sobre todo de temas personales, muchas veces amorosos y casi siempre íntimos, mientras que los romanos utilizaron el verso para escribir —como los griegos— epopeyas, obras didácticas de diversos temas, poesía personal, etc.
La época más fructífera de la poesía latina coincide con el Imperio de Octaviano Augusto (31-14 a. C.); en esta época se escribieron la principal epopeya romana (la Eneida de Virgilio), el poema didáctico más hermoso (las Geórgicas de Virgilio) y la obra artística que más ha influido en otras obras artísticas (las Metamorfosis de Ovidio).
1.LA ÉPICA ROMANA ANTES DE LA ÉPOCA DE Augusto
La primera persona que escribíó una epopeya en Roma fue un griego, Livio Andronico, que utilizaba su Odusia, versión en versos saturnios de la Odisea de Homero, como texto en la escuela que fundó en Roma en la segunda mitad del siglo III a. C.. La importancia de esta obra, pese a ser una traducción, fue enorme, pues creo una expresión poética latina según un modelo griego. Gneno Nevio fue el primero que creó un poema épico histórico tomando un tema de la actualidad inmediata, Bellum Poenicum, crónica versificada de la guerra entre Roma y Cartago, en la que él partició como soldado. Esta obra se remonta a la leyenda de Eneas y cuenta, entre otras cosas, la estancia de este en Cartago y sus amores con Dido, la reina púnica, cuyo trágico final (Eneas abandonó a Dido y esta se suicidó) era, para Nevio, la explicación del secular odio entre romanos y cartagineses. Esta obra tuvo una gran influencia en las siguientes generaciones literarias, fue imitado por Ennio y Virgilio y alabado por Cicerón.Los Annales de Ennio, también de finales del siglo III, son la primera epopeya escrita en latín en hexámetros dactílicos (el mismo verso de la Eneida o la Odisea). Quinto Ennio narra aquí toda la historia de Roma desde sus orígenes hasta los tiempos del autor, helenizando definitivamente la epopeya romana: usa hexámetros, reproduce las formas estilísticas griegas e imita las estructuras de acción homéricas. La enorme fuerza dramática de Ennio y su sonoridad están conseguidas por el uso de todo tipo de recursos estilísticos, como por ejemplo las onomatopeyas y los efectos musicales, utilizados con desmedida exageración. Por último, los Neoteroi (los neotéricos, ver apartado 4) opinan que lo más importante de una obra es su perfección formal, que solo puede conseguirse mediante una extensión reducida, por lo que optan por la epopeya corta o epilion, género que todos ellos cultivaron.
4.LA POESÍA EN ÉPOCA DE Augusto
La llegada de Octaviano Augusto al poder después de su victoria sobre Marco Antonio en Actium en el 31 a. C. Trajo por fin a Roma la anhelada paz, pero a costa de la pérdida de la libertad republicana. Augusto intentó desde el principio sustentar sus actuaciones políticas, económicas y militares con la renovación espiritual y moral de los ciudadanos, y la manera más sencilla de conseguir esto en aquella época era la literatura; así, en el tiempo de Augusto y bajo su patrocinio, se produce la etapa más brillante de la poesía romana. Las carácterísticas definitorias de la poesía augustea son el formalismo, el carácter cortesano, el abandono de los modelos griegos alejandrinos utilizados por los neotéricos —para preferir ahora a Homero, Hesíodo y Arquíloco, entre otros— y, finalmente, el carácter político de apoyo a Augusto. Virgilio y Horacio fueron los grandes poetas de esta época; Ovidio es un poco posterior a ellos y acabó teniendo problemas insolubles con el emperador.
Virgilio y la Eneida (poesía épica)
Publio Virgilio Nasón nacíó el 70 a. C. En Andes, cerca de Mantua. En su juventud, como era costumbre, estudió retórica e hizo un ensayo como orador, pero sin éxito. Prefería las matemáticas y la medicina. Antes de que Virgilio escribiese la Eneida, el origen mítico de Roma se remontaba solo a unos setecientos años, muy poco para una gran nacíón; por otra parte, los romanos, sobre todo las nuevas generaciones, se mostraban displicentes ante las reformas morales y religiosas de Augusto, y por el contrario conocían perfectamente la cultura griega y su literatura, muy especialmente los poemas homéricos. Según lo dicho, una réplica romana de la Ilíada y la Odisea homéricas en la que se remontase el origen de la nacíón fundada por Rómulo hasta la época de los héroes troyanos podría tener una enorme importancia para el movimiento de restauración moral y cívica de Roma promovido por Augusto, dotando a este de una base sólida e antigua. Eso fue lo que hizo Virgilio, una obra que era, como la Ilíada, la narración de una guerra en la que un pueblo inicia su historia y, como la Odisea, el libro de los viajes de un héroe a través de países extranjeros. Andronico, Nevio y Ennio ya habían intentado codificar las virtudes nacionales (v. Apartado 1) y encontrar antepasados remotos para Roma, pero será Virgilio quien culminará el intento. Por otra parte, la mayoría de las más antiguas familias romanas se enorgullecían de tener como fundador de su estirpe a alguno de los compañeros de Eneas; así por ejemplo la familia de Julio César, la gens Iulia, pretende relacionar sus orígenes con Julo, o sea con Ascanio, el hijo de Eneas, y por tanto con Venus, madre de Eneas. El tema de la Eneida resultaba, de esta manera, no solo nacional, sino también dinástico: Roma, descendiente de Troya, podía, en contrapartida, gobernar sobre Grecia, y la familia Julia, descendiente de Eneas, podía gobernar sobre los romanos. De las ruinas de Troya, desde donde huyen sus supervivientes, debía nacer un pueblo capacitado para gobernar el mundo entero. El poema contiene doce cantos: en el libro I Eneas llega —impulsado por una tremenda tempestad provocada por Juno para apartarlo de Italia— hasta Cartago, procedente de Troya de donde había huido con unos pocos soldados. En los libros II y III le cuenta a Dido la historia de la destrucción de Troya y su viaje por el mediterráneo, acabando con su estancia en Sicilia —donde muere su padre Anquises— y con la llegada a Libia. El libro IV narra los desventurados amores de Dido y Eneas, que acabarán con la marcha de Eneas y el suicidio de Dido. En el V se cuentan los juegos fúnebres celebrados en el aniversario de la muerte de Anquises. En el VI Eneas desciende a los infiernos, donde el alma de su padre le hace ver los destinos de Roma. En los restantes seis libros se narran los episodios bélicos suscitados entre los troyanos, encabezados por Eneas, y los aborígenes de Italia, capitaneados por Turno, que luchan por la libertad de su país contra los extranjeros que tratan de establecerse en él; el triunfo final de Eneas origina el asentamiento de los futuros romanos en el Lacio. Estos seis libros conforman, digamos, la Ilíada romana, como los seis anteriores eran la Odisea.
Uno de los elementos más importantes de la Eneida es el destino, los fata, que ineludiblemente llevan a Eneas y a sus compañeros desde Troya hasta el Lacio: el destino se identifica con Júpiter, ayudado por Venus y obstaculizado por Juno; Dido, con su amor por Eneas, y Turno, intentando que el héroe no se quede en Italia, se enfrentan con el invencible destino de Eneas y por ello tienen que sucumbir.