Características y autores clave del Barroco literario en el siglo XVII

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El siglo XVII: una época de crisis y contrastes

El siglo XVII en España se caracteriza por una profunda crisis en múltiples niveles. La preocupación por la ortodoxia religiosa condujo a la persecución de ideas consideradas extranjeras o heréticas. La sociedad se debatió entre dos extremos: por un lado, los sueños de grandeza, el lujo y la suntuosidad de la corte y la nobleza; por otro, las constantes derrotas militares, la decadencia económica y la miseria generalizada. El Barroco, como movimiento cultural y artístico, refleja esta tensión y se caracteriza por una visión pesimista y escéptica de la realidad, así como por una profunda desconfianza en las apariencias. La vida se concibe como un breve instante, un engaño, y el mundo como un lugar caótico y transitorio.

La literatura barroca: reflejo de una época convulsa

La visión pesimista de la realidad se manifiesta en los temas recurrentes de la literatura barroca: la preocupación por las normas morales y religiosas, la fugacidad de la vida (tempus fugit), la omnipresencia de la muerte (memento mori), la vanidad de las glorias mundanas y la crítica a las costumbres. Dentro de este marco, surgieron dos corrientes estéticas principales:

  • Culteranismo: Esta corriente, liderada por Luis de Góngora, busca la belleza formal a través de la creación de un lenguaje artificioso y complejo. Se caracteriza por el uso abundante de cultismos (palabras tomadas del latín o del griego), hipérbatos (alteraciones del orden sintáctico habitual), metáforas elaboradas y referencias mitológicas.
  • Conceptismo: Encabezado por Francisco de Quevedo, el conceptismo se basa en el ingenio y la agudeza mental. Se caracteriza por el uso de juegos de palabras, dobles sentidos, ironías, paradojas, antítesis y caricaturas. El objetivo es expresar ideas complejas de forma concisa y sorprendente.

La lírica del Barroco: tradición e innovación

En la lírica barroca, se observa una convivencia entre la tradición y la innovación. Se conservan los géneros y la métrica importados de Italia durante el Renacimiento (sonetos, liras, tercetos encadenados, etc.), al mismo tiempo que cobran un nuevo vigor las formas de la poesía tradicional castellana: versos octosílabos, romances, letrillas y villancicos. Los temas reflejan las inquietudes de la época, como el desengaño, la brevedad de la vida, el amor (tanto en su vertiente idealizada como en la satírica) y la crítica social. Los principales poetas de este periodo son:

  • Luis de Góngora
  • Francisco de Quevedo
  • Lope de Vega

Góngora: entre la luz y la oscuridad

La obra poética de Góngora se puede dividir en dos grandes bloques:

  • Poemas populares: Composiciones de arte menor (versos de ocho sílabas o menos) escritas en un lenguaje relativamente sencillo y directo. Destacan los romances (moriscos, pastoriles, caballerescos) y las letrillas (de tema amoroso, satírico o religioso).
  • Poemas cultos: Composiciones de arte mayor (versos de más de ocho sílabas) que representan la culminación del culteranismo. Sobresalen los sonetos (de tema amoroso, moral, religioso o mitológico) y dos poemas extensos: la Fábula de Polifemo y Galatea y las Soledades.

La prosa barroca: sátira, ingenio y la novela moderna

La prosa barroca se desarrolla en dos vertientes principales:

  • Prosa de pensamiento: Se vale de la sátira y la caricatura para criticar las costumbres, los vicios y las instituciones de la época. Destacaron en este género Francisco de Quevedo (con obras como los Sueños) y Baltasar Gracián (autor del Oráculo manual y arte de prudencia).

  • Prosa de ficción: Se produce un auge de la novela picaresca, un género típicamente español que narra las desventuras de un pícaro (un personaje de baja condición social que utiliza su astucia para sobrevivir en un mundo hostil). Obras representativas son el Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, y El Buscón, de Quevedo. Baltasar Gracián también cultivó la prosa de ficción con El Criticón, una novela alegórica que ofrece una visión pesimista del mundo y del ser humano.

    Sin embargo, la novela más destacada de este periodo, y una de las obras cumbre de la literatura universal, es Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. Esta obra, considerada la primera novela moderna, trasciende los límites de la novela picaresca y presenta una compleja reflexión sobre la realidad, la ficción, la locura y la cordura.

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