Características ideológicas del régimen franquista: Anticomunismo, Nacionalcatolicismo y Tradicionalismo
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Características Ideológicas del Régimen Franquista
El régimen franquista se sustentó en una serie de pilares ideológicos que marcaron profundamente la vida política, social y cultural de España durante casi cuatro décadas. A continuación, se detallan los más relevantes:
Anticomunismo
El anticomunismo fue un elemento central de la ideología franquista, extendiéndose a todos los considerados "rojos", abarcando desde la extrema izquierda revolucionaria hasta la burguesía democrática, incluso la más moderada. A partir de 1950, cuando el régimen fue admitido en organizaciones internacionales, la propaganda se concentró en este mensaje. El sistema parlamentario se presentaba como un modelo débil, frente al cual la "democracia orgánica" del régimen poseía una clara superioridad.
Nacionalcatolicismo
El término nacionalcatolicismo define la estrecha relación entre el régimen y la Iglesia Católica. Desde el inicio de la Guerra Civil, la jerarquía católica se identificó con la sublevación, calificando la causa nacionalista como una "cruzada". El dominio de la Iglesia sobre la vida social fue absoluto: actos religiosos, procesiones, rezos públicos, proliferación de religiosos y símbolos católicos eran omnipresentes. Su influencia en la educación era total, con la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en todos los niveles, incluyendo la Universidad. La Iglesia tenía plena competencia en materia de censura y una presencia constante en los medios de comunicación. Se impuso una estricta moral católica, tanto pública como privada, cuyo incumplimiento llegó a ser castigado en el Código Penal.
Tradicionalismo
El tradicionalismo, derivado en parte de las ideas carlistas, se arraigaba principalmente en valores militares que consideraban la unidad de la Patria como un valor sacrosanto, buscando en el pasado la justificación de dicha unidad. Las referencias al Imperio eran constantes; se exaltaban los valores de la Reconquista, las figuras de los Reyes Católicos, Carlos V o los conquistadores. Se identificaron como "antiespañoles" la democracia, el liberalismo y la autonomía de las regiones. Se prohibió el uso de cualquier lengua distinta al castellano, se abolieron los órganos de autogobierno y se utilizó una propaganda contundente para descalificar los sentimientos nacionalistas. Cataluña, de hecho, permaneció bajo ocupación militar varios meses después de finalizada la guerra.
Militarismo
El militarismo impregnó numerosas manifestaciones de la vida cotidiana. La vestimenta militar o de Falange, los emblemas, los desfiles, la educación física convertida en instrucción militar y los continuos actos de exaltación de la bandera o el himno nacional eran habituales. La radio y la prensa recordaban permanentemente la guerra, la victoria y el papel del Ejército en la unidad de la Patria.
Represión y Acomodamiento
La represión sistemática, el miedo a la delación, la miseria generalizada, el hambre y el hundimiento moral de la derrota impidieron cualquier posibilidad de reacción durante años. Solo a partir de 1946 comenzó una tímida resistencia en zonas industriales de Barcelona, Bilbao y Madrid. Posteriormente, la propaganda, el aumento del bienestar a partir de los años cincuenta y el relevo generacional llevaron a que parte de esos sectores obreros y campesinos adoptaran una actitud de acomodamiento y aceptación del régimen, así como de apoliticismo.