El Carlismo y las Guerras Civiles en la España de Isabel II: Dinastía, Ideología y Cuestión Foral

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El Reinado de Isabel II: La Oposición al Liberalismo, Carlismo y Guerra Civil. La Cuestión Foral

Durante la minoría de edad de Isabel II (1833-1843) se produjo la Primera Guerra Carlista (1833-1840) entre las fuerzas gubernamentales y los partidarios del absolutismo, representados por Carlos María Isidro, tío de la reina. Este conflicto constituyó el telón de fondo de la política de estos primeros años de reinado, durante la regencia de María Cristina de Nápoles, pero volvería a estallar en dos ocasiones más a lo largo del siglo XIX.

Causas del Conflicto Carlista

Las causas principales del conflicto fueron las siguientes:

  • La cuestión sucesoria: El conflicto dinástico se originó por la derogación de la Ley Sálica por parte de Fernando VII mediante la Pragmática Sanción, lo que permitía a su hija Isabel heredar el trono en detrimento de su hermano Carlos María Isidro.
  • El enfrentamiento ideológico: Representaba la pugna entre el liberalismo (apoyado por Isabel II y su regente) y el absolutismo (defendido por los carlistas), que también implicaba la defensa de la tradición, la Iglesia y los fueros.

Bases Sociales de los Bandos

Las bases sociales de ambos bandos eran marcadamente diferentes:

  • Los carlistas se apoyaban principalmente en los campesinos, la baja nobleza y el clero rural, con escaso éxito en las ciudades.
  • Los partidarios de Isabel II y de la regente María Cristina se encontraban entre la burguesía industrial y financiera, la alta nobleza, la mayor parte del ejército y la clase media urbana, quienes gobernaron con el apoyo de los liberales.

Desarrollo de la Primera Guerra Carlista (1833-1840)

En el desarrollo de la Primera Guerra Carlista se pueden diferenciar varias etapas. Al principio, los sublevados se hicieron fuertes en el País Vasco y Navarra e intentaron provocar un levantamiento generalizado contra Isabel II. Al no lograrlo, se consolidó la guerra civil.

El general Zumalacárregui organizó las partidas carlistas, conformando un verdadero ejército. Sin embargo, no consiguió conquistar ciudades importantes como Pamplona; y durante el asedio de Bilbao, el propio Zumalacárregui falleció. Este hecho cambió el signo de la guerra.

Con el Convenio de Vergara (1839), sellado con el abrazo de los generales carlistas Maroto y liberal Espartero, se puso fin a la guerra en el País Vasco y Navarra. Estas regiones reconocieron los derechos de Isabel II y, a cambio, se admitió a los militares carlistas en el ejército isabelino, se mantuvieron los fueros y Carlos María Isidro tuvo que exiliarse a Francia.

La Continuidad del Conflicto Carlista en el Siglo XIX

El conflicto carlista se reprodujo en más ocasiones a lo largo del siglo XIX:

  • Segunda Guerra Carlista (1846-1849)

    Se reavivó en Cataluña (conocida como la Guerra dels Matiners) por el fracaso de la planeada boda de Isabel II con el nuevo pretendiente Carlos VI, lo que habría resuelto el pleito dinástico. Participó el general Cabrera, pero fue finalmente sofocada.

  • Tercera Guerra Carlista (1872-1876)

    Se produjo durante el Sexenio Democrático, un periodo de gran inestabilidad política en España. Ante esta situación, los carlistas se ofrecieron como garantes de la tradición y del orden. Sin embargo, con la Restauración borbónica en 1876, se puso fin al conflicto, aunque el carlismo continuaría siendo una fuerza política relevante en España durante décadas.

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