El castellano en la Edad Media: influencia y evolución

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Durante el siglo XIII el castellano se convirtió en la única lengua empleada por la Cancillería regia

y a imitación de esta en todos los textos de carácter jurídico y normativo. En este aspecto, el castellano fue por delante de otros romances. Sin embargo, esta conversión en lengua oficial fue solo la generalización de una práctica ya muy habitual, no el resultado de una voluntad regia (Fernando III o Alfonso X) plasmada legalmente. En todo caso, los motivos para el uso exclusivo del romance en tales textos fueron muy concretos:

  • las reconquistas castellanas del siglo XIII habían casi duplicado el espacio y la población del reino;
  • los problemas jurídicos, de urgente cumplimiento muchos de ellos, se acumularon; entre la población destinataria de fueros, repartimientos, concesiones, etc., había musulmanes, extranjeros, etc., cuyo único instrumento comunicativo compartido era el castellano;
  • la potencia política de Castilla necesitaba un modo de manifestación propio.

La figura de Alfonso X el Sabio como el principal protagonista en el ámbito de las letras de la segunda mitad del siglo XIII es axiomática, puesto que es considerado como el gran impulsor de la literatura en castellano y, en consecuencia, de la variedad lingüística.

La Escuela de Traductores de Toledo

no fue una institución reglada ni tuvo un establecimiento formal; se denomina así a un núcleo de sabios reunidos bajo el impulso del arzobispo Raimundo de Toledo dedicados a traducir al latín obras científicas y filosóficas escritas en árabe. Lingüísticamente, el romance castellano era una lengua intermedia: se traducía del árabe al romance, y de este al latín, versión que luego se ponía por escrito. Fue Toledo el foco principal de esta labor, posiblemente porque, tras su reconquista en 1085, árabes y judíos permanecieron allí gracias a la tolerancia monárquica y constituyeron un puente lingüístico con la sabiduría cristiana. Esto fue la base para la conformación posterior de la importante tarea traductora de la corte de Alfonso X el Sabio. No están muy claras, sin embargo, las razones por las que en este siglo el proceso de traducción, empieza a detenerse en la fase castellana y no continúa con el latín. Los críticos han aducido motivos tales como:

  • el inicio de una cultura más desvinculada de lo monástico;
  • la influencia de los sabios judíos, muy fuerte en la corte de Alfonso X, recelosos ante todo lo latino;
  • el deseo, por parte de este rey, de difundir el saber dentro de Castilla;
  • la falta de tradición latina para este tipo de obras;
  • y, en fin, el nuevo espíritu castellano tras su gran expansión en esta época.

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