Causas y Desarrollo de la Presencia Musulmana en la Península Ibérica (711-929)

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Causas de la Invasión Musulmana y su Rápida Ocupación de la Península Ibérica

La presencia musulmana en la península ibérica se debió a la confluencia de dos procesos simultáneos:

  • La crisis interna de la monarquía visigoda.
  • El movimiento expansivo del Islam desde el año 634.

A la muerte del rey Witiza, el duque de la Bética, don Rodrigo, encabezó una revuelta y ocupó el trono, lo que desencadenó una nueva guerra civil entre grupos nobiliarios. Los hijos de Witiza solicitaron la ayuda a Muza, gobernador musulmán del norte de África, para que les ayudase a recuperar el trono. Muza envió a su lugarteniente Tariq en el 711, quien trasladó hasta Gibraltar a unos siete mil hombres, en su mayoría bereberes. El enfrentamiento decisivo se produjo en la batalla de Guadalete, donde fue derrotado el ejército de don Rodrigo. Más tarde, Tariq se dirigió a Écija, Córdoba y Toledo. En el año 712, Muza atraviesa el Estrecho con 12.000 hombres y se unió a Tariq.

En cuanto a la ocupación, se efectuó mediante dos sistemas:

  • La rendición incondicional.
  • La capitulación o rendición pactada: a los que se sometieron voluntariamente se les respetaron sus derechos y sus tierras a cambio del pago de impuestos. Sería el procedimiento más habitual.

Evolución Política de Al-Ándalus

El Emirato Dependiente de Damasco (711-756)

Durante este período de asentamiento inicial, la península ibérica fue una provincia más del califato de Damasco, gobernada por un valí o emir, que actuaba como delegado del califa. Fueron años de gran inestabilidad política y de fuertes enfrentamientos entre los distintos grupos musulmanes, especialmente los bereberes. Destacamos la rebelión de 741. A esto hay que unir las derrotas sufridas frente a los cristianos en:

  • La batalla de Covadonga (718-722).
  • La batalla de Poitiers (732).

El Emirato Independiente de Damasco (756-929)

En el año 750 se desencadenó en Oriente Medio una sublevación encabezada por grupos de persas, que expulsaron al califa de Damasco y asesinaron a los miembros de la familia Omeya. Con el nuevo califa se inició una nueva dinastía, los Abbasíes, que trasladó la capital del califato a Bagdad.

Abderramán I (756-788), miembro de los Omeyas superviviente de la matanza, consiguió llegar a la Península, donde se hizo con el poder y se proclamó emir independiente. Es una etapa de consolidación y reorganización del poder musulmán en Al-Ándalus. Con Abderramán I comienza la construcción de la mezquita de Córdoba.

Los descendientes de Abderramán I tuvieron que ver cómo las distintas sublevaciones de muladíes (Banu Qasi, de hecho, se le llegó a llamar el "tercer rey" y otros) rompían la unidad del emirato con la proclamación de independencia de los territorios del valle del Ebro, Serranía de Ronda, Algarve, Alentejo, Granada...

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