Causas y repercusiones de la Guerra Civil Española

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Paul Preston plantea en el texto una interpretación actualizada de la Guerra Civil. En una primera fase, la inscribe en el marco europeo de crisis general. Sobre sus causas el autor propone que, sólo en la primera fase, se ha de entender la guerra en clave exclusiva española y como consecuencia de viejos conflictos no resueltos. En su segunda fase, sin embargo, la guerra amplía su dimensión y pasa a ser un primer episodio de un enfrentamiento entre países europeos, unos de convicciones democráticas, otros de principios fascistas.

Los años 30 (en 1931 se proclama la II República)

Son años de Crisis general, europea e internacional. En Europa se ensayan 3 alternativas de solución de la crisis:

  • Reformismo democrático, comprometido con las libertades. Caso de Francia y Gran Bretaña.
  • Reacción fascista, con un intervencionismo estatal en la economía, partido único, líder carismático, nacionalismo agresivo y anulación de las libertades. Caso de Alemania o Italia.
  • Totalitarismo soviético (URSS), surgido de la revolución bolchevique (comunista), donde el Estado se adueña de la economía y aplasta las libertades.

La URSS padeció una guerra civil para imponer su modelo comunista (1918-1921). España también sufrirá una guerra civil (1936-1939), propiciada por la reacción para abortar el reformismo democrático (vía reemprendida por el gobierno de la República en 1936) y el caos social y político anejos al proceso.

La guerra civil tuvo una gran repercusión exterior: Fue vista como la confrontación entre las fuerzas democráticas (republicanos de izquierdas) y revolucionarias (socialistas, comunistas y anarquistas), y el ascendente fascismo (falangistas, monárquicos del Bloque, carlistas). Un microcosmos de lo que sería un enfrentamiento a escala mundial.

No obstante, España tiene unos antecedentes y unas particularidades propias, que son las causas profundas de la guerra civil, al margen de las ideologías internacionales, que también entrarán en liza:

  • El fracaso de la reforma agraria y la contestación que recibió desde los terratenientes (irritados), los campesinos autónomos (temerosos) y los jornaleros sin tierras (impacientes).
  • La contestación de la Iglesia desató las iras incendiarias de las masas. Las mejoras laborales y su contestación: despidos, huelgas, pistolerismo patronal y sindical.
  • La reforma del Ejército (profesional y no intervencionista), que también fue contestada por la UME.
  • La creación de autonomías políticas, con todos sus ímpetus secesionistas, que alarmaban a los defensores de la unidad de España.

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