La Celestina y El Poema del Mío Cid: Claves de Dos Obras Cumbres Castellanas
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La Celestina: Obra Cumbre de la Literatura Castellana
Orígenes, Autoría y Evolución Textual
La Celestina, una de las obras maestras de la literatura castellana, se publicó por primera vez entre 1498 y 1500 con el título de Comedia de Calisto y Melibea, que muy pronto cambiaría por el de Tragicomedia de Calisto y Melibea. Su autor fue Fernando de Rojas, quien afirma haberla escrito a partir de materiales ajenos. Según cuenta en uno de los prólogos de la obra, en Salamanca leyó el primer acto, compuesto por un autor cuyo nombre no nos revela, y se decidió a continuarlo por su cuenta. Posteriormente a la publicación, y ante el éxito e interés suscitado por la obra, Rojas volvió sobre su texto y lo alargó con cinco actos más.
Riqueza Argumental y Caracterización Magistral
La Tragicomedia de Calisto y Melibea contiene atractivos suficientes para complacer a una gran diversidad de lectores. Hay quienes preferirán la perfecta trabazón de su intriga, que conduce sin vacilaciones y de forma verosímil hacia su triste final. Otros apreciarán la complejidad de los personajes, en especial caracteres tan sólidos y veraces como los de Celestina, Melibea, Pármeno o Areúsa. Algunos valorarán, por encima de todo, las estampas pintorescas y los cuadros de costumbres contenidos en la obra, tan evidentes, por ejemplo, en la comida en casa de la alcahueta o la descripción de su laboratorio de pócimas y cosméticos. Esa variedad de perfiles, que constituye la mayor riqueza de La Celestina, no entra en contradicción con el hecho de que Fernando de Rojas pretende mostrar con su obra que todo se rige por la tensión, el desorden y la violencia, desde los fenómenos atmosféricos hasta el comportamiento de los animales y, por supuesto, también de los seres humanos.
El Poema del Mío Cid: Pilar de la Épica Castellana
Contexto y Características de la Épica
El Poema del Mío Cid es una pieza central de la épica castellana. La épica narra las hazañas legendarias de un héroe nacional que persigue el honor a través del riesgo. En esta obra, predomina el verso de 14 o 16 sílabas, dividido en dos hemistiquios por una pausa interna llamada cesura.
Argumento
El poema se inicia relatando el destierro castellano de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. El héroe se despide de su esposa e hijas en el Monasterio de San Pedro de Cardeña y comienza su campaña militar, de la que da cuenta al rey castellano en cada una de sus victorias. El Cid conquista Valencia, y el rey levanta el castigo que pesaba sobre el Campeador, accediendo a que su esposa e hijas se reúnan con él. El monarca pide al Campeador que acepte el matrimonio de sus hijas con los infantes de Carrión. Rodrigo consiente, aunque no confía en ellos. Se celebran las bodas solemnemente. Los infantes de Carrión muestran pronto su cobardía. Sintiéndose humillados, los infantes deciden vengarse pretextando un viaje hacia Carrión con sus esposas y, al llegar al robledal de Corpes, las azotan y abandonan. Tras esto, el Cid pide justicia al rey. Son declarados culpables y castigados en las Cortes mediante un proceso judicial que acaba en un duelo en el que vencen los hombres del Cid.
Estructura de la Obra
La obra se suele dividir en tres cantares: el Cantar del Destierro, el Cantar de las Bodas y el Cantar de la Afrenta de Corpes. El poema revela la progresión ascendente del héroe, lo que justifica la concepción unitaria de la obra.