El ciclo hidrológico del agua en la naturaleza
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La humedad atmosférica. Las precipitaciones. El ciclo hidrológico del agua en la naturaleza.
El agua en la naturaleza se encuentra en continua transformación, pasando de la superficie a la atmósfera y viceversa. En este proceso, sus fases más importantes son la evaporación, la condensación y la precipitación, que constituyen los eslabones del ciclo hidrológico del agua.
El agua de océanos, mares, etc., se evapora y pasa a la atmósfera, incrementando su humedad. El contenido de vapor de la atmósfera depende sobre todo de la temperatura. Cualquier fenómeno que haga descender la temperatura limita la capacidad del aire para recoger humedad y provoca la condensación que dará pie a la formación de las nubes. La precipitación tendrá lugar en forma de lluvia, nieve o granizo.
En los continentes, la precipitación supera a la evaporación. Parte del agua moja el suelo y se evapora de nuevo, pero otra es filtrada y se devuelve a los océanos por los ríos, o bien es retenida (superficialmente, como nieve o hielo, o en capas freáticas). Su oscilación a corto plazo obedece a fluctuaciones estacionales.
En los océanos, la evaporación supera a la precipitación, pero se mantiene constante por las aportaciones de los continentes.
La evaporación.
Es el resultado del escape hacia la atmósfera de las moléculas de agua desde la superficie de un líquido. La velocidad de evaporación depende de un conjunto de factores, unos facilitan este escape y otros lo dificultan. El calor latente de evaporación necesario para evaporar un gramo de agua varía con la temperatura. La humedad del aire atenúa la oscilación térmica diaria al absorber calor durante las horas de presencia solar y devolverlo en las de ausencia.
Factores que favorecen y dificultan la evaporación. Entre estos encontramos:
- Temperatura: es el principal factor que afecta a la evaporación, ya que ésta es máxima en condiciones de fuerte insolación. El calor procedente del sol eleva la temperatura del agua y la energía cinética de sus moléculas, lo que les permite escapar hacia la atmósfera. Además, el aire caliente permite que el aire pueda contener un mayor porcentaje de humedad, alejándose del punto de saturación, con lo que un mayor volumen de agua puede integrarse en la atmósfera.
- Corrientes de Aire: su presencia favorece la evaporación, al limpiar la capa de humedad de la proximidad del líquido y reemplazarla por aire seco, debilitando la condensación, con lo que el agua puede evaporarse de manera más continuada.
- Presión atmosférica: la presión atmosférica, al obstaculizar el paso del vapor a la atmósfera libre, disminuye las posibilidades de evaporación. Las moléculas de vapor de agua chocan con el resto de moléculas gaseosas y se ven obligadas a regresar a la masa líquida en mayor proporción. La altitud y la consecuente disminución de la presión favorecen la evaporación.
- Masa suficiente de agua: la evaporación depende de la presencia de una masa suficiente de agua que asegure la alimentación continua del vapor, como en las masas oceánicas, que son la caldera de vapor del motor térmico terrestre.