El Ciclo de Wilson: Dinámica de Supercontinentes y Evolución Terrestre
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El Ciclo de Wilson: Dinámica de Supercontinentes
Wegener no sospechaba que los continentes habían ocupado posiciones distintas antes de la formación de Pangea. Actualmente, sabemos que existió, al menos, otra Pangea diferente al comienzo de la Era Primaria. El geólogo canadiense John Tuzo Wilson (1909-1993) fue el primero en proponer la existencia, a lo largo de la historia de la Tierra, de procesos cíclicos de ruptura y reunificación de supercontinentes. En su honor, a dicho proceso cíclico se le denomina ciclo de Wilson. Veamos sus fases:
Ruptura Continental y Extensión Oceánica
El este de África constituye un buen ejemplo para comprender el proceso de ruptura continental o de rifting continental. El Valle del Rift (Rift Valley) es un profundo surco limitado por fracturas a través de las cuales suben magmas y cuyo fondo está ocupado por lagos. Si el proceso continúa, este continente acabará fragmentándose en dos. Esto es lo que ha sucedido en el Mar Rojo, a lo largo del cual se ha formado una estrecha dorsal que separa la Península Arábiga de África y genera nueva litosfera oceánica. El Océano Atlántico constituye una etapa más avanzada del proceso: en sus bordes aún no existe subducción (salvo en zonas muy concretas) y, por tanto, continúa expandiéndose.
Cierre Oceánico
Conforme se aleja de la dorsal, la litosfera oceánica se hace progresivamente más vieja, fría y densa. Llega un momento en que se hunde en el manto, provocando la formación de fosas y zonas de subducción. El océano, que hasta entonces se expandía, comienza a reducirse, y los continentes que lo limitaban pasan de alejarse a acercarse. Esto sucede actualmente en el Pacífico, un océano rodeado básicamente por fosas, que se reduce varios centímetros al año.
Colisión Continental
Hace unos 40 millones de años, la India, situada anteriormente junto a Madagascar, contactó con el borde sur del continente asiático. Ambos bordes continentales estaban cargados de sedimentos depositados en el pasado. La litosfera continental, más gruesa y ligera que la oceánica, no subduce. Tras el choque, la velocidad de acercamiento de las placas se reduce hasta detenerse. Mientras tanto, estos sedimentos son plegados y deformados, y se elevan hasta formar una cordillera intercontinental o de tipo alpino. De este modo, se explica que en el Himalaya y en la cima del Everest (el mismo techo del mundo) existan rocas con fósiles marinos, testigos de un antiguo océano que ya no existe.