La Ciudad de Dios: Fe, Política y la Lucha Eterna

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La Dualidad de la Existencia: Gracia y Libertad

La complejidad de la relación entre gracia y libertad se manifiesta a través de diversas cuestiones fundamentales:

  • La oposición de los herejes al concepto de pecado original y a la intervención de la gracia.
  • La naturaleza de la libertad inherente al ser humano.
  • El dogma del pecado original como fundamento de la condición humana.
  • La gracia como la única vía de salvación para la humanidad.

La iluminación es un don otorgado a todos los hombres, mientras que la gracia emana de la libre determinación divina.

Política y la Visión Agustiniana: La Ciudad de Dios

Las ideas políticas de Agustín de Hipona se exponen detalladamente en su obra cumbre, La Ciudad de Dios, escrita en respuesta a la caída de Roma. Los paganos culparon a los cristianos, argumentando que el abandono de los dioses tradicionales había provocado la pérdida del poder imperial.

La Concepción Agustiniana de la Historia

Agustín concibe la historia como el resultado de una lucha constante entre el bien y el mal, entre lo divino y lo terrenal. La Ciudad de Dios está compuesta por los creyentes, mientras que la ciudad terrenal agrupa a aquellos que no creen en lo divino.

La Lucha entre las Dos Ciudades

La confrontación entre la Ciudad de Dios y la ciudad terrenal se extenderá hasta el fin de los tiempos. Agustín, utilizando pasajes del Apocalipsis, defiende la victoria final de la Ciudad de Dios.

La Prioridad de la Iglesia

Agustín aboga por la primacía de la Iglesia sobre los poderes políticos, exigiendo la sumisión de estos últimos. A través de esta dependencia, se acepta al individuo, incluso si no se considera perfecto. El poder de los gobernantes deriva directamente de Dios, y la familia se fundamenta en la naturaleza humana, siguiendo la concepción aristotélica. La gracia divina, que actúa en el individuo, se extiende a la especie humana a través de las dos ciudades.

Fundación y Naturaleza de las Ciudades

Dios es el fundador y rey de la primera ciudad, la Ciudad de Dios. Esta ciudad tiene su origen en la creación de los ángeles y encuentra su expresión terrenal en la Iglesia de Cristo. Se trata, por tanto, de una sociedad sobrenatural en su origen y esencia.

La segunda ciudad, la ciudad terrenal, surgió tras la caída del primer hombre. Está conformada por el conjunto de comunidades autónomas que buscan alcanzar la felicidad a través de medios temporales. El Imperio Romano es considerado un ejemplo de esta ciudad terrenal, aunque imperfecto.

La Separación Final y la Dualidad Histórica

Las dos ciudades se encuentran entrelazadas en el mundo, pero serán separadas definitivamente en el día del Juicio Final. No representan meras realizaciones históricas, sino conductas opuestas que definen la propia historia. La historia, en su esencia, es la lucha entre estas dos ciudades.

Es importante destacar que ambas ciudades no se limitan a la esfera humana; existen ángeles caídos que forman parte de la ciudad terrenal, al igual que hay hombres predestinados que pertenecen a la Ciudad de Dios.

El Cristiano en la Sociedad

Los cristianos forman parte de ambas ciudades. Además de ser miembros del Estado, se les exige comportarse como ciudadanos irreprochables, motivados por la piedad hacia Dios y hacia sus conciudadanos.

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