Ciudadanía Intercultural: Integración de Diversas Culturas en la Sociedad Moderna

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El Desafío de la Convivencia en Sociedades Plurales

Si la ciudadanía es aquello que permite la convivencia en el seno de una comunidad política compuesta por grupos sociales diferentes, ésta ha de ser una ciudadanía diferenciada y plural; y si las diferencias son culturales, ha de ser además una ciudadanía intercultural. Podemos situar el inicio remoto del debate entre culturas o civilizaciones diferentes en el siglo XVI, tras el descubrimiento de América, en el momento en que la cultura europea se extiende por todo el mundo. En el seno del cristianismo emergerá una postura que trata de comprender al otro y a su cultura con el fin de convertirle a su religión.

Universalismo Ilustrado vs. Romanticismo: Unidad y Diversidad

A partir del siglo XVIII, el universalismo ilustrado sería unitario y homogeneizador, pues consideraba que había una única “civilización”, que se identifica con la cultura de la Europa ilustrada, que debía extenderse por el mundo. Frente a la Ilustración, el movimiento del Romanticismo, que emerge a finales del siglo XVIII como reacción a aquél, va a defender la diversidad cultural. Ambas posturas introducen un debate entre la unidad y la diferencia; la universalidad y la particularidad.

Modelos de Organización de la Diversidad Cultural: Multiculturalismo y Asimilacionismo

Lo mismo sucede con los dos modelos extremos que se han adoptado tradicionalmente en las sociedades occidentales a la hora de organizar a las diferentes culturas:

  • Multiculturalismo: Se mantienen las culturas de los distintos grupos, pero sin contacto entre ellas.
  • Asimilacionismo: Los inmigrantes abandonan su propia cultura y la sustituyen por la del país al que llegan.

El Debate Actual: Ciudadanía Diferenciada y la Preservación de las Diferencias Culturales

El debate más reciente deriva de planteamientos que emergen a partir de la década de los años 1970, en que va ganando peso la opinión, sobre todo en EEUU y Canadá, de que frente al asimilacionismo radical es legítima la preservación de las diferencias culturales. Frente a la ciudadanía tradicional, identificada con la “nacionalidad”, y delimitada frente a los de “fuera”, los otros, la globalización está propiciando que ya no exista la alteridad radical.

Nuevos Conceptos: Ciudadanía Fragmentada, Diferenciada e Intercultural

De ahí que se acuñen otros conceptos como el de ciudadanía fragmentada o diferenciada o ciudadanía intercultural para referirse a un tipo de organización política que trata de hacer justicia a la diversidad cultural. Esta se opone a la ciudadanía universal igualitaria e indiferenciada clásica que era más un ideal que una realidad y en la práctica excluyó históricamente la pluralidad (esclavos, mujeres, negros, etc.). Se han ido reconociendo derechos “especiales” a determinados grupos sociales en condiciones de vulnerabilidad, de discriminación u opresión, para tratar de eliminar las causas, o compensar las consecuencias, de la vulnerabilidad.

Identidades Culturales y la Definición de "Cultura"

Algo diferente de estas identidades sociales o colectivas, son las identidades culturales. Podemos definir la “cultura” como «el conjunto de pautas de pensamiento y de conducta que dirigen las actividades y producciones materiales y mentales de un pueblo en el intento de servirse del medio en que viven de cara a satisfacer sus necesidades». La diversidad cultural inicialmente es un “hecho” (pluralidad) que puede convertirse en el origen de multitud de conflictos y problemas, o, por el contrario, si somos capaces de gestionarlo convenientemente, en una oportunidad de crecer humanamente en lo personal y socialmente (pluralismo).

La Importancia de la Cultura para el Bienestar Individual y la Autoidentificación

La pertenencia a una cultura es fundamental para el bienestar de los individuos, condiciona sus opciones de vida y es un factor importante en su autoidentificación. El liberalismo, predominante en nuestras sociedades occidentales, o el socialismo o republicanismo clásicos, defienden universalmente derechos individuales, pero si los individuos en parte cobran su peculiar identidad a partir de la socialización en grupos o culturas diversas, la pregunta fundamental que debemos hacernos es por tanto, como señala Adela Cortina, si basta con proteger los derechos individuales para que puedan socializarse, o es preciso reconocer derechos colectivos.

La Identidad como Elección: Libertad y Justicia en una Sociedad Diversa

Si bien es fundamental tener en cuenta que la identidad no es algo que se nos impone por el lugar en que nacemos y del que no podemos salir (como en el mundo premoderno), sino que debe ser asumida, recreada y realizada por el individuo. Una sociedad justa debe proteger a los grupos culturales de agresiones externas, pero sobre todo la libertad de sus ciudadanos para decidir a qué grupo quiere pertenecer o con quién se siente identificado.

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