Claves de Estructura, Tiempo y Espacio en La Fundación de Buero Vallejo
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La Estructura Dramática
La obra se divide en dos partes claramente diferenciadas. La primera muestra la transformación gradual de Tomás, quien al principio cree estar en una situación ideal, pero poco a poco se da cuenta de la brutal realidad. La segunda parte revela más detalles sobre la verdad, a medida que tanto el público como Tomás descubren la naturaleza de su cautiverio.
La estructura dramática se caracteriza por una ruptura de la cronología lineal, utilizando un enfoque in medias res y proporcionando información clave solo en el momento oportuno. Este tratamiento del tiempo refleja la progresiva toma de conciencia de Tomás y, por extensión, del espectador. Así, se crea una estructura envolvente y circular que termina con un regreso al inicio, sugiriendo que la situación de los personajes se repite continuamente.
El Tratamiento del Tiempo
El tiempo en La Fundación se maneja de manera simbólica. A través de la ventana, el cambio del día a la noche parece marcar el paso del tiempo, pero ese ciclo es ficticio. El tiempo real se ve reflejado en las actividades cotidianas, como comer o dormir. El ritmo dramático se ajusta a la lentitud con que Tomás va descubriendo la verdad, acelerándose hacia el final, cuando la situación se resuelve de forma trágica.
La obra no se sitúa en un tiempo cronológico preciso, pero, al estar escrita en 1974, durante el último período del franquismo en España, resuena fuertemente con los acontecimientos políticos de la época, como la pena de muerte y la represión política.
El Espacio y la Puesta en Escena
El espacio escénico en La Fundación juega un papel crucial, ya que refleja los estados mentales de los personajes. A medida que Tomás se va liberando de su locura, el espacio también se va transformando, pasando de una habitación cómoda a una celda de prisión. La iluminación y la escenografía cambian con la misma rapidez que los estados mentales de los personajes.
Este uso del espacio no solo refleja los cambios emocionales, sino también el deterioro de la realidad, pasando de un ambiente idealizado a uno brutalmente realista. La localización, aunque situada en un "país desconocido", refleja las tensiones políticas de la España de la época, añadiendo una profunda capa de simbolismo social a la obra.