Claves de la Revolución Industrial: De la Agricultura a la Sociedad Urbana

Factores Impulsores de la Industrialización

La Revolución Agrícola

La revolución agrícola hizo posible el incremento de la producción de alimentos y de la productividad en Gran Bretaña. Además, hubo tres innovaciones clave:

• El sistema Norfolk, que combinaba la siembra de cereales con la de plantas forrajeras.
• La introducción de nuevas herramientas, nuevos cultivos y fertilizantes, lo que aumentó la producción de alimentos.
• Los cambios en la estructura de la propiedad agrícola mediante la privatización de los campos abiertos (enclosures).

La Revolución Demográfica

El aumento de la oferta de alimentos durante el siglo XVIII hizo posible un elevado y continuo crecimiento de la población. Gracias a la mejora alimenticia, se produjo una notable reducción de la tasa de mortalidad. La desaparición de las grandes hambrunas generó una mayor resistencia ante las enfermedades y epidemias, por lo que la esperanza de vida creció hasta los 50 años. Como consecuencia, la natalidad también se elevó.

Este incremento de la población supuso un estímulo fundamental para el proceso de industrialización, ya que proporcionó una abundante mano de obra.

Las Nuevas Fuentes de Energía

La introducción de nuevas fuentes de energía dio paso a la manufactura y la industria. Las primeras máquinas industriales funcionaron gracias a la energía hidráulica. Sin embargo, la invención de la máquina de vapor por James Watt en 1769 permitió poner en marcha todo tipo de máquinas industriales y agrícolas, revolucionando la producción.

La Revolución de los Transportes

En el siglo XVIII, en Gran Bretaña, hubo una mejora considerable de los caminos y se construyeron canales para la navegación. No obstante, la verdadera revolución fue el ferrocarril, que aportó mayor rapidez y capacidad de carga. Esto fue posible gracias a la invención de la locomotora. Paralelamente, Robert Fulton aplicó la máquina de vapor a la navegación, lo que permitió acortar drásticamente la duración de los viajes. El resultado fue la creación de una densa red ferroviaria en Gran Bretaña y, posteriormente, en el resto de Europa.

El Impulso del Mercado

Gracias a las mejoras en las infraestructuras y en el transporte, se consolidó una economía de mercado, intrínsecamente ligada a la venta de productos a gran escala.

La Nueva Sociedad Urbana e Industrial

El Proceso de Urbanización

La industrialización consolidó una sociedad eminentemente urbana. Este proceso obligó a los trabajadores, la mayoría provenientes del campo, a trasladarse a las ciudades en busca de empleo. Este crecimiento urbano, que afectó a toda Europa, originó una fuerte segregación social por barrios:

• La burguesía abandonó el casco antiguo. Se derribaron las murallas de muchas ciudades y se planificaron barrios residenciales dotados de servicios como iluminación y alcantarillado.
• Los trabajadores se establecieron en barrios obreros, que crecieron desordenadamente cerca de las fábricas y carecían de las infraestructuras y servicios más básicos.

La Sociedad de Clases

La industrialización comportó una nueva estructura social: la sociedad de clases. En la antigua sociedad estamental, la posición social venía determinada por el nacimiento y los estamentos eran grupos cerrados. En la nueva sociedad industrial, la propiedad y la riqueza definían la pertenencia a una determinada clase social.

La Burguesía

Eran quienes poseían capitales y bienes (fábricas, maquinaria, etc.). Su riqueza provenía de la propiedad de las nuevas actividades económicas y constituían la clase dominante.

El Proletariado

Lo conformaban los obreros de las fábricas, que constituían la fuerza de trabajo. No poseían bienes ni capitales y trabajaban a cambio de un salario. Sus condiciones de vida y de trabajo eran, por lo general, pésimas.

La Clase Media

Se caracterizaba por no poseer grandes capitales ni propiedades, pero tampoco realizaba un trabajo manual. Estaba formada por profesionales liberales, pequeños comerciantes, funcionarios, militares, etc.