Climas y Vegetación en España: Oceánico y Mediterráneo
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Características del Clima Oceánico en España
El clima oceánico es un tipo de clima moderado y húmedo debido a la influencia del mar. Las temperaturas son suaves durante todo el año, sin ser muy calurosas en verano ni demasiado frías en invierno. La amplitud térmica (diferencia entre las temperaturas más altas y las más bajas) es pequeña, generalmente entre 8 y 12 grados. En el mes más cálido, la temperatura no supera los 22 grados.
Las precipitaciones son abundantes, superando los 800 mm anuales, y están distribuidas a lo largo de todo el año. Esto se debe a las borrascas del frente polar, que provocan más de 150 días de lluvia al año. No hay una estación seca definida, aunque en verano las lluvias disminuyen ligeramente por la influencia del anticiclón de las Azores. El invierno es la estación más lluviosa, pero las precipitaciones no suelen ser torrenciales, lo que facilita la infiltración del agua en el suelo.
Este clima se localiza principalmente en Galicia y en la cornisa cantábrica (Asturias, Cantabria y el País Vasco). Existe una variante de este clima en algunas zonas del interior de Galicia y del País Vasco, donde las diferencias de temperatura entre verano e invierno son algo mayores (entre 12 y 16 grados). En estas áreas, las precipitaciones son menores y se aprecia un verano más seco.
Vegetación Eurosiberiana Asociada al Clima Oceánico
La vegetación típica de estas zonas se compone de bosques de árboles caducifolios, como robles y hayas. Los ríos de esta región suelen ser cortos y caudalosos.
En las zonas de clima oceánico, la vegetación original consistía en bosques de árboles caducifolios, como robles y hayas, con un rico sotobosque. Sin embargo, estos bosques han sido sustituidos en muchas áreas por pastizales u otros tipos de vegetación, como bosques de coníferas o eucaliptos, debido a repoblaciones forestales con especies de crecimiento rápido para la explotación maderera.
Los suelos son profundos y bien desarrollados, conocidos como tierra parda húmeda o tierra caliza, dependiendo del tipo de roca. Los ríos son cortos, regulares y caudalosos gracias a las frecuentes lluvias.
Vegetación Potencial y Real
Los bosques caducifolios se caracterizan por árboles de hoja plana que pierden sus hojas en otoño y las recuperan en primavera. Son bosques de robles (Quercus robur) y hayas (Fagus sylvatica), o una combinación de ambos, con un sotobosque de retamas y helechos.
En las zonas de transición, se encuentran bosques de árboles marcescentes, como el rebollo (Quercus pyrenaica) y el quejigo (Quercus faginea). Estos árboles mantienen las hojas secas en sus ramas durante el invierno, hasta que brotan las nuevas hojas en primavera. En las montañas, aparecen bosques de coníferas, con hojas en forma de aguja o escamas. Estas plantas producen semillas en piñas, como el pino negro (Pinus uncinata) y los abetos (Abies picea). A partir de cierta altitud (más de 1.800 metros), la vegetación se transforma en pastos de montaña, muy importantes para la ganadería.
Cerca de los ríos, se desarrollan bosques de ribera con chopos (Populus populus), álamos (Populus alba) y, más próximos al agua, sauces y carrizos.
Con el tiempo, la acción humana ha modificado los bosques originales, introduciendo nuevas especies o eliminándolos para crear pastizales. Estas formaciones vegetales se denominan "secundarias". Por ejemplo, se ha introducido el castaño para el aprovechamiento de sus frutos, y el pino silvestre y el eucalipto por su rápido crecimiento. Sin embargo, la madera de estas especies es de menor calidad que la de los árboles originales, como el haya y el roble.
El Clima Mediterráneo en España: Características y Variantes
El clima mediterráneo es un tipo de clima templado caracterizado por un verano seco. Se localiza principalmente en la cuenca del mar Mediterráneo, pero también en otras áreas, como la costa atlántica de Andalucía. Este clima ocupa la mayor parte de la península ibérica, exceptuando las zonas de clima oceánico, y también las islas Baleares.
- Temperaturas: Suaves en invierno (más de 10 ºC) y cálidas en verano. La amplitud térmica es moderada, entre 12 y 16 ºC.
- Lluvias: Escasas o moderadas, entre 300 y 800 mm anuales. Son muy irregulares, tanto a lo largo del año como entre diferentes años. Los veranos son muy secos.
Clima Mediterráneo Marítimo
Este clima se da en Extremadura, la costa atlántica de Andalucía, la costa catalana, valenciana y en las Baleares.
- Temperaturas: Suaves en invierno y cálidas en verano, con una amplitud térmica moderada (12 a 16 ºC). El mes más cálido tiene una temperatura media superior a 22 ºC.
- Lluvias: Entre 300 y 800 mm anuales. En Extremadura y la costa atlántica andaluza, las precipitaciones son más abundantes en invierno, mientras que en las costas catalana y valenciana, y en las Baleares, predominan en primavera y otoño (equinoccios).
Clima Mediterráneo de Interior (o Continentalizado)
Se localiza en el interior de la península, excluyendo las zonas montañosas, y abarca las dos mesetas, la depresión del Ebro y la parte alta del valle del Guadalquivir.
- Temperaturas: Frías en invierno y templadas o calurosas en verano, con una gran amplitud térmica (16 a 20 ºC).
- Lluvias: Varían entre 300 y 800 mm anuales, siendo más abundantes en primavera y otoño (equinoccios).
Clima Mediterráneo Seco
Se caracteriza por precipitaciones muy escasas (inferiores a 300 mm anuales, o incluso menos). Se presenta en la vertiente de sotavento de los Sistemas Béticos, en el extremo sureste de la península (Almería y Murcia, con características térmicas de la variante marítima) y en el interior de la Depresión del Ebro (Caspe, Fraga, con mayor amplitud térmica, típica de la variante continentalizada).
Vegetación Mediterránea: Adaptación y Diversidad
En las áreas de clima mediterráneo, los suelos no están tan desarrollados como en las zonas de clima oceánico. Predominan los bosques de árboles de hoja perenne, como encinas y alcornoques, y matorrales como la maquia, la garriga o la estepa. Los ríos suelen ser cortos e irregulares, llegando a secarse casi por completo en verano. Algunos, como las ramblas y torrentes, solo llevan agua durante episodios de lluvias intensas.
Los suelos varían según el tipo de roca: tierras pardas en suelos silíceos, terra rossa en zonas calcáreas, vertisuelos en arcillas y suelos grises en áreas más secas.
Vegetación Típica del Clima Mediterráneo
Los árboles más comunes son las encinas (Quercus ilex), adaptadas a la sequía con raíces profundas para captar agua y hojas que proporcionan sombra, reduciendo la evapotranspiración. También destacan los alcornoques (Quercus suber), que crecen en suelos silíceos, y los acebuches (olivos silvestres).
En zonas más elevadas o cercanas al clima oceánico, se pueden encontrar quejigos (Quercus faginea), que toleran mejor el calor que los rebollos (Quercus pyrenaica). También hay coníferas adaptadas al clima mediterráneo, como el pino carrasco (Pinus halepensis), la sabina albar (Juniperus thurifera) y el pinsapo (Abies pinsapo), especialmente en zonas montañosas.
Donde el agua es un factor limitante, el bosque es sustituido por matorrales como la maquia o la garriga, y en las zonas más áridas aparecen estepas. En las montañas, la vegetación varía según la altitud. Cerca de los ríos, se encuentran árboles como chopos y álamos, algo alejados del agua, mientras que más cerca del cauce aparecen sauces y carrizos.
Transformación del Paisaje Mediterráneo por la Actividad Humana
Desde hace siglos, muchos bosques de encinas han sido talados para convertirlos en tierras de cultivo, principalmente en los valles del Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir y Ebro. También se talaron para la producción de carbón vegetal, ya que su madera no es muy adecuada para carpintería, o fueron destruidos por incendios. En estos casos, el bosque original fue reemplazado por matorrales.
En otras zonas, los bosques fueron aclarados para crear dehesas, dejando algunos árboles para proporcionar sombra al ganado, como en el valle del Guadalquivir o la mitad occidental de las mesetas. Además, en muchas áreas, los cultivos han sustituido a la vegetación original: olivos en el Guadalquivir, almendros en las montañas y árboles frutales cerca de los ríos o en las llanuras mediterráneas.